viernes, 31 de agosto de 2012

"CAPITULO 26"

______ se sentía absolutamente derrotada después de visitar a Michelle. Seguía sin solucionar el problema y lo único que había con­seguido era que Mike Doolittle estuviera todavía más resentido, si es que eso era posible. Evidentemente, Bill y Georg estaban tan preocupados como ella y el estado de ánimo de los tres, sentados a la mesa para cenar, era de lo más deplorable.

Bill había oído en la ciudad que se esperaba la llegada del juez Walters en cualquier momento, y compartió la deprimente noticia con Georg y _________.

—Espero que el juez tenga un buen día —dijo Georg con la mi­rada clavada en el plato—. Aunque suele ser un hombre justo la mayoría de las veces, se ha ganado el apodo a pulso.

_______ le miró de reojo.

—¿Qué apodo tiene, Georg?
—La gente le llama el Juez de la Horca.
—Maldita sea, Georg, ¡no deberías habérselo dicho!

Georg le dirigió una mirada avergonzada.
—Lo siento.

—Sin embargo, es evidente que los cargos que le imputan a Tom no son tan graves como para colgarle —dijo ________.

—Lo serán si el juez los considera así —aclaró Georg—, pero no creo que ocurra. Tom no ha hecho nada para merecer que le cuelguen y creo que Walters se mostrará de acuerdo.

________ se levantó bruscamente de la mesa con expresión som­bría.

—Por favor, disculpadme.
—¡Georg!, la has puesto nerviosa —dijo Bill
—_______ debe estar preparada para lo peor, por si acaso el juez dicta sentencia de muerte contra Tom. ¿Qué haremos si ocurre eso?

—Ya lo he pensado —dijo Bill en voz baja—. Si el juez es demasiado estricto con Tom, le rescataremos de ese apestoso agujero que llaman cárcel.

—Espero que no sea necesario. Si nos vemos forzados a in­fringir la ley, los tres nos convertiremos en fugitivos.

Georg y Bill intercambiaron unas miradas de preocupación, pero los dos sabían que harían cualquier cosa para salvar a su her­mano.
 

_____ visitó a Tom al día siguiente, intentando en todo momento mantener una fachada alegre. Le llevó una deliciosa y tentadora comida, preparada por el cocinero del rancho, que le pasó a través de la ventana enrejada, pero él no se mostró demasiado interesado en comer y dejó los alimentos en el suelo sin probarlos.

—¿Por qué estás todavía aquí, ________?
_______ le dirigió una mirada llena de exasperación. Si no lo sabía, se lo iba a decir.

—Soy tu mujer.
—Puede que pronto seas mi viuda.
—¡No digas eso!
—Seguro que ya te han dicho que al juez Walters se le conoce como el Juez de la Horca.
—Lo he oído, sí. Pero no puede colgar a un hombre inocente.
—Me temo que las cosas no funcionan así.
—Ningún juez va a ahorcarte por algo que no deja de ser una ofensa menor —insistió ___________
—¿Significa eso que no regresarás a casa?
—¡Por supuesto!

Él la miró fijamente a través de la reja de la ventana con un ardor tan perceptible que ella notó que se le derretían los huesos. Entonces, Tom sacó un brazo por los barrotes y le acarició la mejilla y el cuello con el dorso de la mano.

—Eres demasiado terca para tu bien, __________ Kaulitz. No es fácil olvidarte porque eres apasionada y leal. Pero ¿es posible que pueda confiar en ti? Si me dejo llevar por mis sentimientos, estoy seguro de que acabaré sufriendo, lo nuestro se acabaría convirtiendo en un absoluto desastre. En cuanto una mujer piensa que ha pescado a un hombre, en cuanto le tiene en sus manos, le utiliza hasta que ya no sirve a sus propósitos y busca una nueva víctima. No podría soportar que me pasara eso contigo.

Aquella retorcida opinión sobre las mujeres la dejó sin pala­bras; aunque no podía culparle. Sus experiencias le habían dejado una profunda huella. Primero le había traicionado su madre y luego su esposa; más tarde, Michelle había asestado la puñalada definitiva. Así que no era de extrañar que temiera involucrarse con una más. Aún así, _________ no era otra más, era la que le amaba de verdad.

—Lamento que opines así, Tom. Sin embargo soy distinta a las demás, sé que no he hecho nada para ganarme tu confianza, pero te aseguro que si me quedo aquí es sólo para ayudarte. Si eso te hace sentir mejor, iré hoy mismo a ver al abogado para arreglar el divorcio.

El tono decidido de sus palabras hizo que Tom diera un res­pingo. Era lo que quería, ¿no? Cerró los ojos e imaginó a la dulce ________ apretada contra su cuerpo, desnuda y húmeda para él, res­pondiendo a sus caricias con aquella ansia inocente que le volvía loco y hacía que sólo pensara en poseerla. Se había propuesto se­ducirla, pero ella se entregó voluntaria y generosamente y él tomó todo lo que le ofreció.

«Sin embargo, te obligó a casarte con ella», argumentó la parte más cruel de la mente de Tom.

—Tom, ¿estás bien? —Llevaba tanto tiempo con los ojos ce­rrados que _______ había comenzado a preocuparse.

Los abrió de repente.

—Estoy bien. El abogado se llama Chambers. Explícale todo lo ocurrido, él se ocupará del resto.

_______ se tragó el nudo que tenía en la garganta y asintió con la cabeza antes de darse la vuelta. No quería que Tom fuera testigo de lo mucho que le habían dolido sus palabras. Él quería ser libre y, si eso hacía que se sintiera mejor, ella accedería gustosa.


Al día siguiente, mientras estaban desayunando y discutiendo los planes de la jornada, llegaron al rancho Kaulitz las últimas per­sonas que ________ esperaba ver allí.

Un sonoro golpe en la puerta principal hizo que Georg se pusiera de pie.

—Yo abriré —dijo, empujando la silla hacia atrás.

__________ y Bill miraron sorprendidos a los visitantes y tampoco Georg parecía demasiado complacido cuando los hizo pasar a la cocina.

—¿A qué habéis venido? —preguntó Bill de malas mane­ras—. ¿A regodearos en el sufrimiento de esta familia?

—No te pongas así —dijo Mike Doolittle, que sin esperar invi­tación le indicó a su hermana que se sentara en una silla vacía—. Michelle y yo hemos venido a haceros una proposición que lo solucionará todo.

—No queremos oír nada —gruñó Georg.

—Dejadle hablar —intervino ________—. Tengo interés en escu­char lo que se le ha ocurrido.
—Haced caso a la señora. Queréis sacar a vuestro hermano de este apuro, ¿verdad?

Desconcertado, Bill clavó la mirada en Michelle.

—¿Tu hermana ha recuperado la cordura? ¿Va a decir la ver­dad?

Algo brilló en las profundidades de los ojos de la joven antes de ocultarlo bajando la mirada.

—No saquéis conclusiones precipitadas —les advirtió Mike—. Mi hermana no ha mentido. Pero está dispuesta a cambiar su his­toria para salvar a Tom. Dirá que estaba tan afectada que con­fundió la realidad con la fantasía. Ya sabéis lo soñadoras que pueden llegar a ser las mujeres y siempre ha ansiado casarse con un Kaulitz.

—Y mi hermano ha resultado el chivo expiatorio oportuno —observó Bill secamente—. ¿Cuál es tu propuesta, Doolittle?

—Como Tom ya está casado —dijo, lanzando a _______ una mi­rada de desagrado—, no tiene sentido esperar que recapacite y se case con Michelle. —Miró entonces a Bill, con una taimada sonrisa en los labios—. Michelle desea con todas sus fuerzas ca­sarse con un Kaulitz, así que la he convencido para que se con­forme con uno de vosotros dos. —No esperó a ver la sorpresa que causaban sus palabras antes de continuar—. Georg es todavía un crío, pero tú, Bill, tienes la edad adecuada.

Como los dos Kaulitz parecían demasiado aturdidos para ha­blar, fue _______ quién tomó la palabra:

—Está loco. Bill jamás aceptará una propuesta tan estúpida.

—No le corresponde a usted tomar la decisión, señora. Michelle está dispuesta a decirle a John Reed y al juez que Tom es inocente. Asegurará que se encontraba confusa por lo ocurrido, pero que ahora recuerda claramente que llegó un desconocido al rancho buscando trabajo cuando yo no estaba. Al encontrarla sola, éste la atacó y violó y, cuando ella le amenazó con avisar a los vi­gilantes, la golpeó duramente. Dirá que se inventó esa historia sobre Tom porque se sentía demasiado avergonzada para admitir lo que ocurrió en realidad. Pero claro, sólo contará esa historia si Bill está dispuesto a casarse con ella.

Bill observó a Michelle, que todavía no había levantado la mirada y seguía sentada en la silla mientras retorcía sin cesar un pañuelo entre las manos.

—¿Es cierto eso, Michelle?

Todavía manteniendo la vista baja, la joven respondió.

—Mike dice la verdad.

—Lo único cierto aquí es que Tom sedujo a mi hermana, la dejó embarazada y la golpeó cuando ella le exigió que se casaran —dijo él con acritud—. Pero Michelle está dispuesta a mentir con tal de que uno de los Kaulitz dé su apellido al bebé, sin im­portar qué hermano sea. Ya que Tom está casado, Bill servirá perfectamente.

—¿Y si le cuento al juez todo lo que me acabáis de decir? —exigió Bill.

Mike no pareció preocupado.

—Michelle lo negará, por supuesto, y se ceñirá de nuevo a la historia original. Piénsalo si quieres, Bill, aunque no queda de­masiado tiempo. Ten en cuenta que si te casas con mi hermana, Tom quedará libre. Por supuesto, el matrimonio tendrá que ce­lebrarse antes de decir nada.

—Jamás había visto una mente tan diabólica —le acusó Georg, cerrando los puños para contener el evidente deseo de golpear a Mike—. ¿Qué esperas ganar con esto? Seguro que ya has maqui­nado algo al respecto.

—Por supuesto, espero que Bill comparta parte del dinero con su esposa. Que ella, por supuesto, repartirá con su cariñoso hermano. —De repente, la expresión de Mike pasó de desagradable a interesada—. Por cierto, necesito cinco mil dólares de inmediato para pagar algunas deudas.

—Entonces —se burló Bill—, todo se reduce a un tema eco­nómico ¿verdad? Y si te pago pero no me caso con Michelle. ¿No sería suficiente?

Mike frunció el ceño.

—No. Mi hermana necesita que alguien reconozca a su bas­tardo. Y sólo se conformará con un Kaulitz.

—¡No puedes estar dispuesto a ceder a esta farsa, Bill! —gritó _______ indignada—. Es un chantaje.

Notó que se ruborizaba al hacer la acusación; ella misma había chantajeado a Tom para que se casara. Aunque había actuado mo­vida por la desesperación, había hecho lo mismo que los Doolittle. Lo que Mike requería de Bill no era peor que lo que ella le había exi­gido a Tom. Aquel pensamiento la hizo comprender con claridad por qué Tom odiaba la idea de seguir casado: lo había coaccionado y se encontraba en una situación que no podía tolerar.

 —¿Me juras que liberarás a Tom si me caso con Michelle? —preguntó Bill. Su voz sonaba demasiado tranquila y contro­lada para pertenecer a un hombre conocido por su volátil carácter, y _______ supo que explotaría en cualquier momento.

—¡Maldita sea, Bill! ¡Te has vuelto loco! —estalló Georg—. Tom no querría que te sacrificaras por él. Odiaría esa idea con toda su alma y tú lo sabes.

—Tom no está aquí —dijo Bill con los dientes apretados.
—Eres muy listo, Kaulitz —dijo Mike con una sonrisa burlona.
—¿Cuánto tiempo tendríamos que permanecer casados? —quiso saber Bill.

—Si de mí dependiera, para siempre. Pero me siento magná­nimo, lo único que quiero es que sigas casado con ella hasta que dé a luz para que el niño tenga un apellido. En la familia Doolittle no hay bastardos, y así seguirán las cosas. Y, si os divorciáis, Michelle espera conseguir un provechoso acuerdo, por supuesto.

—Te equivocas, Doolittle —gritó Georg—. Ya hay un bastardo en la familia Doolittle. Se llama Mike.

A Mike no pareció afectarle el insulto.

_______ miró a Michelle y decidió abordar el problema desde otro ángulo. La joven había oído todo lo que allí se decía sin aban­donar aquella actitud sumisa, sin mostrar el más leve desacuerdo con su hermano. Decidió que sería mejor intentar hacer razonar a la muchacha.

—Michelle, ¿no tienes nada que decir al respecto? —preguntó ________, inclinándose para mirar a la pálida mujer—. ¿Deseas real­mente tener un marido que no te quiere?

—Mi bebé necesita un apellido —dijo en voz baja y lanzando una cautelosa mirada a su hermano antes de continuar—. Mike me quiere, desea lo mejor para mí.

—Pero lo cierto es que te violó y golpeó un desconocido, ¿ver­dad? —la desafió _________, yendo directa al grano.

—No... no ocurrió eso. Por favor, no me haga más preguntas.
—¡Cobarde! —gritó _________.

—Deje de acosar a mi hermana —le advirtió Mike—. Como pueden observar se encuentra en un estado delicado. —Se volvió hacia Bill—. ¿Qué, Kaulitz? ¿Cerramos el trato?

—A Tom no le gustaría —dijo _______.

—¡No aceptes, Bill! —intervino Georg airadamente—. Este bastardo piensa que estamos en sus manos, pero no es cierto. El juez nos dará la razón.

—Claro, esperad —les sugirió Mike taimadamente—. Corre el rumor de que John Reed ha convencido a los vigilantes para lin­char a Tom antes de que llegue el juez. Piensan tomar la cárcel mañana por la noche.

_________ soltó un gemido.

—¡Tenemos que impedirlo!
—No podréis evitarlo —dijo Mike—. La gente del pueblo apoya a Reed y en el rancho no tenéis hombres suficientes para detener­les.

—Tiene razón —admitió Georg a regañadientes—. Reed le odia desde que Katia... —Lanzó una mirada avergonzada a ________—. Desde que Katia le prefirió antes que a él. Reed sabe de sobra que el juez se limitará a multar a Tom o a sentenciarle a una pena leve y no puede aceptarlo. Walters puede ser conocido como el Juez de la Horca, pero no colgará a un hombre inocente.

—¿Estás diciendo que no podemos impedir de ninguna ma­nera un linchamiento ilegal? ¡Menuda parodia de justicia! —________ estaba tan agitada que apenas podía hablar.

—Sí, podemos hacer algo —dijo Bill, en tono de resigna­ción—. Georg, vete al pueblo y trae contigo al reverendo.

Georg palideció.
—¡No puedes!
—Haz-lo-que-te-he-dicho —pronunció Bill en tono firme y decidido.

Georg pudo leer en el implacable tono de su hermano y en la expresión de su rostro que estaba totalmente dispuesto a llevar a cabo esa insensatez. Nada de lo que él le dijera o hiciera le haría cambiar de idea. Pero, a pesar de todo, tenía que intentarlo.

—¿Estás seguro, Bill?
—Hazlo, Georg.

El joven dio un portazo al salir. Bill esperó a que Georg estu­viera camino del establo antes de hablar.

—No esperes que viva con tu hermana, Doolittle. No insultaré a mi familia trayéndola a casa. Le daré mi nombre y el dinero que quieres, pero nada más. Es la única condición que pongo, pero si no estás de acuerdo, no me casaré.

Mike miró a Bill con los ojos entrecerrados, luego se volvió hacia Michelle.

—¿Qué opinas?

Como si le sorprendiera ser incluida en la decisión, la joven le­vantó la cabeza de golpe.
—¿Debo aceptar, Mike?

—Por supuesto, querida. —Su voz tenía un tono amenaza­dor—. Es lo más correcto, ya no puedes tener a Tom, pero Bill también es un Kaulitz y en ciertos aspectos, incluso es una elec­ción mejor. Tu bebé tendrá un apellido.

—Eres tan corrupta como tu hermano, Michelle —la acusó _______—. Todos sabemos que Tom jamás golpearía a una mujer. —Sin embargo no aseguró que no era el padre de ese niño pues, aunque intentaba con todas sus fuerzas no pensar que él podría haber seducido a Michelle, era demasiado diestro en esas cues­tiones.

—Bueno, hermanita —aguijoneó Mike—, ¿aceptas los térmi­nos? ¿Te conformas con Bill en vez de Tom?

Michelle miró a Bill. Su expresión la asustó y pensó que era bueno no tener que vivir bajo el mismo techo que un hombre tan enfadado, sin embargo no le sorprendía que estuviera molesto. Mike también se comportaba así en algunas ocasiones; aunque solía mantener bajo control su brutalidad, a veces, cuando... Negó con la cabeza sin permitir que aquellos desagradables pensamientos inundaran su mente. Si se negaba a pensar en ello, casi podía llegar a creer que Tom Kaulitz era realmente el padre de su hijo.

—No me importa que Bill no quiera vivir conmigo. Mi bebé tendrá el apellido igualmente. —Miró a Mike como si buscara su aprobación, que él le ofreció con una amplia sonrisa.

—Bueno, ahora nos quedaremos aquí sentados a esperar al re­verendo. La señora Kaulitz y Georg serán los testigos y yo entre­garé a mi hermana en ausencia de mi padre.

—¿Qué opina tu padre de todo esto? —preguntó Bill con curiosidad—. Se tiene que haber dado cuenta de que Michelle está en estado.

—El viejo está demasiado débil para darse cuenta de nada —se burló Mike—. Se cree todo lo que le decimos. Ayer le men­cioné que Michelle pronto obtendrá un padre para su hijo y pa­reció quedar conforme.

—Qué conveniente para ti, ¿verdad?

—¡Maldita sea! Los Kaulitz os consideráis mejores que los demás ¿verdad? Pero da igual, de cualquier manera, mi hermana llevará vuestro apellido. Y, si yo fuera tú, me quedaría con ella. Una vez que nazca su pequeño bastardo, podrías encontrarle alguna utilidad.

—Si no estuviera en juego la vida de Tom, os echaría de aquí a patadas —gruñó Bill, conteniendo por los pelos su tempera­mento. Estaba a punto de volverse loco y no sabía cuánto tiempo lograría mantener los puños alejados de la cara de Mike.

Procurando relajar un poco la explosiva atmósfera, ________ in­tentó que Bill se sentara y se relajara. Pasarían por lo menos dos horas antes de que Georg regresara con el reverendo.

—Tengo cosas que hacer —dijo Bill, dirigiéndose a la puerta—. Atiende a nuestros invitados, _________.

—¡No se te ocurra largarte de aquí! —le gritó Mike.

—No irá a ningún sitio si es la vida de su hermano lo que corre peligro —dijo __________—. Será mejor que tomemos un café mientras esperamos.


CHICAS.... espero les guste el capi =).. y se los deje largo, para no dejarlas TAN intrigadas jajajaja xd....
y ya saben si veo comentarios y si puedo por mi trabajo en la tarde les subo otro capi =)

Cuidence
Las Quiero

BYE =D

3 comentarios:

  1. Maldito Mike!! Pobre Michelle..
    Sii subee otro.. Esta muy interesante la fic XD

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  2. siii sube otro pobres de... TODOS!!...quien habra embarazo a michelle??

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  3. De más está decir que leo esto y cada día me gusta más jaja con respecto a mi fic, ya no me emociona escribirla, pero estoy subiendo otra en otro blog, es de fantasmas y eso. Si te interesa leerla: http://letssgobitch.blogspot.com/ (obviamente es de Tom)

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