viernes, 24 de agosto de 2012

"CAPITULO 20"
Los vaqueros emprendieron el viaje hasta el fuerte; estarían fuera todo el mes. En el último minuto, Manuel decidió unirse a ellos, y Pete había desaparecido, dejando al Circle F escaso de mano de obra. Tom les habría acompañado gustoso, pero sabía que estaba más preparado que cualquier otro para proteger a _______ si fuera necesario, así que se quedó en el rancho.
Unos días después, tras haber pasado varias horas ayudando a _______ en las tareas diarias, Tom se retiró pronto y la esperó en su habitación. La mayoría de las noches estaban tan agotados que caían rendidos en la cama y se dormían enseguida, pero esa noche su intención era hacer el amor con ella; ________ había estado todo el día provocándole. Cerró los ojos y recordó la forma sensual en que se movía, la manera en que sus exuberantes pechos presionaban contra la camisa y cómo los pantalones ceñían aquel pequeño trasero. Su deseo por ella había ido creciendo según transcurría el día aunque, después de todas las veces que habían hecho el amor, ya debería de haberse saciado de ella; sin embargo la deseaba cada día más. La ardiente necesidad del día anterior no era nada comparado con el deseo imparable que sentía hoy. No sabía a qué se debía y ni siquiera trataba de explicárselo, se limitaba a disfrutar mientras durara.
________ sabía que Tom la estaba esperando y no estaba tan cansada como para no recorrer la distancia que separaba su habitación de la de él. Era consciente de que lo único que Tom tenía que hacer era mirarla de una determinada manera, o simplemente lla¬marla, y ella volaría a sus brazos. Se preguntó cuándo se había vuelto tan condenadamente complaciente y por qué.
Las respuestas a sus preguntas pasaron a un segundo plano cuando vio con sorpresa que la puerta se abría de golpe y Tom entraba en su habitación.
Él la encontró al lado de la cama, iluminada por el resplandor dorado de la lámpara y, cuando la vio, se puso duro como una piedra.
Ella sintió que el aire que la rodeaba comenzaba a vibrar y observó que los ojos de Tom se oscurecían hasta alcanzar un tono profundamente esmeralda, lleno de promesas y pasión. Tenía el pecho desnudo y sólo llevaba puestos los pantalones, las botas y la pistolera. Parecía tan peligroso como irresistible.
—Me he cansado de esperarte —dijo con la voz ronca—. Mantener habitaciones separadas me parece absolutamente ridículo —dijo, dejando caer las botas y la pistolera al suelo.
A ________ se le secó la boca.
—A mí, en cambio, me parece... lo mejor...
—¿Por qué? Los dos deseamos lo mismo.
—Crees que me conoces bien.
Él curvó la boca, divertido.
—Conozco muy bien tu cuerpo. —Se acercó a ella lentamente—. Sé lo que más te gusta. Me encanta cómo se fruncen tus pezones suplicando mis besos. Conozco el lugar exacto donde hacerte cosquillas en las rodillas y también ese diminuto lunar en la nalga izquierda que tanto me gusta besar. Y sé que cuando te pe¬netro, estás siempre caliente y mojada, apretada y...
________ se llevó las manos a las orejas.
—¡Cállate!
Él se acercó más, hasta que ella sintió la calidez de su pecho contra las mejillas.
—¿Por qué estás todavía vestida? —Llevó la mano al frente de la camisa y soltó los tres primeros botones antes de que ella le pudiera detener—. Te he echado de menos.
Desabrochó dos botones más y le deslizó la camisa por los brazos antes de dejarla caer al suelo. Entonces, soltó las cintas de la camisola y le cubrió los pechos desnudos con las manos. El placer la atravesó en estremecedoras oleadas que le calentaron la sangre, haciéndola sentir una deliciosa y excitante desazón.
Tom se puso de rodillas para desabrocharle los pantalones, luego se los bajó por las caderas y las piernas, y enterró la cara en el suave triángulo entre las piernas, deleitándose en aquella dulce esencia. A ________ se le aflojaron las piernas, pero él le asió las nalgas y la sostuvo mientras buscaba con la lengua un lugar tan sensible que la hizo dar un brinco cuando lo encontró.
—¡Tom! ¡Oh, Santo Dios! ¡No puedo soportarlo! —gimió.
Él se puso inmediatamente de pie y la alzó en sus brazos para dejarla suavemente sobre la cama.
—Te daré lo que deseas, cariño. —Se quitó los pantalones y se tumbó a su lado. Le deslizó las manos por el vientre y los pechos. Sonrió y la besó con la mirada antes de hacerlo con los labios. Pri¬mero en la boca, luego en el pulso que latía en la base de la garganta, en los senos, en los muslos, entre las piernas.
________ se pegó a él, frotando los erizados pezones contra el suave vello que le cubría el torso, y le ahuecó las firmes nalgas con las manos. Después las subió para acariciarle los duros músculos de los brazos y los hombros y se estiró, hasta sentir la decadente plenitud de los labios de Tom sobre su piel.
—Ahora, Tom... Oh, por favor, ahora.
Él dejó que su mano resbalara buscando los henchidos pliegues de su sexo, y una suave humedad le cubrió las yemas de los dedos alimentando el fuego que ya ardía en su interior.
—Estás preparada para mí, cariño —susurró mientras se colocaba entre sus muslos. «Más que preparada», especuló _______ antes de que sus pensamientos se fragmentaran en mil pedazos.
Tom se situó en la dulce entrada de su cuerpo y se sumergió en ella con un grito triunfal. _______ suspiró, ofreciéndole una ardiente bienvenida, y se arqueó para poder albergarle. Entonces, la penetró hasta el fondo, empujando y retirándose rítmicamente, jadeando sobre sus labios. Notó que aquel rugiente fuego que ardía en su interior crecía todavía más y que la turbulencia de la pasión la envolvía por completo, llevándola al clímax. Al llegar a lo más alto, ambos explotaron en mil pedazos.
Tom se dejó caer a un lado y observó cómo _________ regresaba del éxtasis al que la había llevado. Tenía las mejillas cubiertas de lágrimas y se las limpió suavemente con la yema de los pulgares.
—Espero que no estés llorando por mí.
Ella abrió los ojos, avergonzada al encontrarle mirándola. Suspiró.
—Son por mí. Me has arruinado por completo para cualquier otro, Tom Kaulitz. No me olvides, cariño. Intenta recordarme una vez te hayas marchado.
Él sonrió con tristeza.
—Oh, claro que te recordaré, _________ Kaulitz.
—Entonces, ¿por qué no puedes...? —Se mordió los labios—. Olvídalo.
—Ya sabes por qué —dijo Tom, anticipándose a su pregunta.
_________ contempló las sombrías profundidades cafes de su mirada y percibió desilusión y traición. Aquella imagen de su alma desnuda era más de lo que podía soportar. Pensar que su relación con Tom había contribuido a aumentar la desconfianza que él sentía por las mujeres, hacía crecer su pesar. Él la había recompensado con creces por haberle salvado la vida, y lo menos que podía hacer era dejarle marchar aunque no le resultara fácil.
—No todas las mujeres somos iguales —se defendió ella.
—Aún no he conocido a una que sea distinta —dijo él en tono cínico.
Exasperada, __________ le dio la espalda, demasiado herida para responderle. ¿Cómo podría enfrentarse a tanto escepticismo? ¿Cómo podría demostrarle que ella no era igual al resto de las mujeres que le habían decepcionado?
—Duerme —dijo Tom—. Mañana será un día duro.
Pero pasó mucho tiempo antes de que él se quedara dormido. Algo le remordía la conciencia. Algo en lo que no quería pensar.
Al escuchar un frenético golpeteo en la puerta principal, Tom se despertó y se sentó de golpe en la cama. La habitación estaba iluminada por la turbia luz grisácea del amanecer, haciendo que pareciera que estaba rodeado de sombras amenazadoras. Saltó de la cama y recogió su ropa.
—¿Qué pasa? —preguntó _______ somnolienta, alertada también por el aporreo de la puerta.
—No lo sé. —Tom se puso la camisa, los pantalones, las botas, y se abrochó la pistolera de camino a la puerta—. Espérame aquí. —Revisó el arma mientras bajaba las escaleras.
Pero ________, ahora ya completamente despierta, no estaba dispuesta a dejar que Tom se enfrentara solo a sus visitas matutinas. Quizá se tratara de algo relacionado con los vaqueros o el transporte del ganado. Sin embargo, aquél era su rancho y le corres¬pondía a ella resolver los problemas, así que se puso la bata y se calzó antes de correr escaleras abajo.
Tom entreabrió la puerta principal y reconoció al instante a los hombres que había al otro lado. Palideció.
—Hola, Kaulitz, ¿acaso creías que habíamos dejado de buscarte?
Holaaaaaa chicas..... ya se imaginan ¿QUIEN ES LA PERSONA QUE ESTA AL OTRO LADO DE LA PUERTA?.... espero que si... ahora vienen cosas mas interesantes... que me muero por subirles pronto.... espero les haya gustado el capi... y si mañana tengo tiempo les tratare de subir el otro capi....
Cuidence muchooo..
Las Quiero
Bye =D

5 comentarios:

  1. aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa noooooooooooooooooooo pobre de tom y pobre de mi me quedare sin él.

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  2. hola morrita, esta bonito el capitulo.. nooo porque.. ya lo encontraron, sube pronto cuidate chauu XD

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  3. nnooo!!! ya lo encontraron!! ay no no no que va a apasar ahora no quiero que se lo lleven no no no subeee pronto

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  4. noooooooooooo que no se lleven a Tom noooooooo porque...ojala que todo salga bien y que esos malditos no le hagan nada a Tom
    sube pronto plisssssss amo la fic..cuidate mucho besitos chao :)

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  5. Awww Dios muero por saber q pasara?? Esta muy interesante la fic..
    Siguelaaa..
    Disculpa por no haber comentado antes es q no podia comentar y hoy si puedo estoy aprovechando.. Asi q si no comento a sabes.. Me fascina la fic XDD bye

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