miércoles, 26 de septiembre de 2012

"CAPITULO 38"


Tom llegó justo dos días después. Primero se detuvo en el Circle F, pero el lugar estaba tomado por los hombres que había contra­tado Rivas. Cuando se acercó al banco, le dijeron que los se­ñores Rivas se habían ido de luna de miel. Entonces, se dirigió al saloon maldiciendo para sus adentros. Era demasiado tarde para impedir la boda, y si no tomaba algo para tranquilizarse, temía acabar matando a alguien. Había cabalgado sin descanso día y noche hasta Rolling Prairie, pero aún así, no había llegado a tiempo.

Dude, el encargado del saloon, pareció sorprenderse al verle.

—¿De nuevo por el pueblo, Kaulitz? Nos llegó la noticia de que la señorita ___________ y usted se habían divorciado, y ella se casó con Mario Rivas hace dos días.

—Eso he oído —masculló Tom. Pidió un whisky y lo vació de un trago.

—Siento que las cosas no funcionaran entre ustedes dos —se lamentó Dude—. Mario Rivas siempre ha andado detrás de ella, parece que por fin obtuvo lo que quería.

—Ya veremos —susurró Tom con aire agresivo.
—¿Qué ha dicho?
—Nada importante. He oído decir que los recién casados están de luna de miel.

—Eso es. Subieron a la diligencia justo después de la ceremo­nia. Rivas dijo que iban a Butte de luna de miel.

—A Butte —repitió Tom, dejando caer una moneda en el mostrador—. Gracias, Dude.

—¿Pasa algo, Kaulitz?

—Pues nada bueno, Dude, incluida la boda entre __________ y  Mario Rivas.

 
_________ agradeció que hubiera más pasajeros en la diligencia, pues eso evitaba que viajara a solas con su marido. No podía dejar de notar las miradas lujuriosas que le dirigía cada vez que la miraba, diciéndole sin palabras lo ansioso que estaba por consumar el ma­trimonio. Se detuvieron en un apeadero cada noche, y ella se sintió aliviada al tener que compartir habitación con las demás mujeres mientras Rivas dormía en la estancia destinada a los caba­lleros. El arreglo le iba como anillo al dedo.

Tuvo náuseas durante la mayor parte del viaje. Sabía que era debido al embarazo y se preguntó qué haría Rivas cuando le dijera que esperaba un hijo de Tom. Se lo habría dicho ya si no pensara que intentaría hacerles daño a ella y al bebé. De hecho, había llegado a albergar la esperanza de que no la deseara en tales circunstancias. Era su único consuelo, pero temía que si se lo con­fesaba las cosas se descontrolaran. De cualquier forma, ¡jamás le dejaría entrar en su cama!

Intentó dormitar mientras el paisaje cambiaba a toda velocidad. Por desgracia, Rivas se había sentado a su lado y la tocaba posesivamente cada dos por tres como para recordarle que le per­tenecía, y aquello la mantenía alerta y despierta.

 
La diligencia no le llevaba a Tom mucha ventaja. Cuando inte­rrogó al encargado del último apeadero y comprobó que los Rivas todavía iban a bordo, esbozó una sonrisa llena de crueldad. Si se salía con la suya, el destino final de Rivas sería el infierno. __________ era suya. Ningún otro hombre tenía derecho a acariciarla. Sólo imaginarle tocándola era suficiente para que se pusiera enfermo y pensara en matarle con sus propias manos.

Tom no recordaba haberse sentido nunca tan posesivo con ninguna mujer. Había sido su maldito orgullo lo que le impidió salir detrás de su esposa cuando ella abandonó Dry Gulch. Había estado convencido de que existían demasiadas razones para que no fueran felices juntos y, además, su familia le necesitaba, por lo que no estaba en condiciones de pensar en ellos dos. Ahora, tras haberse dado cuenta por fin de cuánto necesitaba a ________, no podía renunciar a ella.
 
Bill Kaulitz apoyó su larguirucho cuerpo en la fachada del saloon después de salir del garito y encendió un cigarrillo. Observó con aburrido desinterés cómo la diligencia entraba en el pueblo y ba­jaban los pasajeros, hasta que algo hizo que se enderezara, recla­mando su atención de inmediato. Arrojó el cigarro al suelo y se caló el sombrero sobre la frente mientras miraba con incredulidad a la pareja que acababa de apearse del vehículo.

Estaba seguro de que la mujer era _________. Iba acompañada de un hombre que no había visto antes. Esperó a que Tom bajara de la diligencia y, cuando vio que no lo hacía, soltó una maldición. Aquélla era justo el tipo de traición que cometería una mujer. No sabía qué estaba ocurriendo, pero sin duda iba a enterarse. Siguió a la pareja al hotel Claymore, observando a través de la ventana cómo el hombre se registraba en el hotel y comentaba algo con ________. No pudo oír lo que decía el individuo, pero la joven no pa­recía muy contenta.

—Sube con el botones, querida —dijo Rivas a _________, deslizándole la mano por el brazo de una manera posesiva—. Ve a pre­pararte para mí. Te daré una hora para que te arregles para nuestra primera noche. Entretanto, me encargaré de que nos sirvan una cena íntima en nuestra habitación.

Como ella se detuvo en seco, Rivas cerró los dedos con fuerza en torno a su brazo y la obligó a girarse hacia las es­caleras.

—¡Ve!

Tras dirigirle una mirada llena de odio, _________ siguió al botones hasta el segundo piso, sin saber que su cuñado había entrado en el hotel justo detrás de ellos.

—¿Quién es la pareja que acaba de inscribirse? —preguntó Bill, que había esperado a tener vía libre antes de acercarse al recepcionista

—No podemos facilitar esa información, amigo —dijo el hom­bre, mirando a Bill por encima de la nariz.

Bill metió la mano en el bolsillo y sacó un billete de diez dó­lares.

—¿Está seguro de eso? —insistió, deslizando el dinero hacia el recepcionista.
El billete desapareció en la mano del hombre.

—No puedo decirle nada —dijo en voz baja—, pero el registro está sobre el mostrador. —Le dio la espalda deliberadamente mientras Bill leía la información.

—Señores de Mario Rivas... —Bill maldijo por lo bajo. ¿Qué demonios estaba ocurriendo allí? Sabía que ése era el hombre que tantos problemas había dado a ___________. ¿Por qué se ha­bría casado con un individuo al que despreciaba profundamente? ¿Y qué ocurría con Tom? ¿Estaría ________ casada con dos hombres a la vez? Eran demasiadas preguntas sin respuesta, y Bill pensaba averiguar todas y cada una de ellas. Tomó nota del número de la habitación y se dirigió a las escaleras.

 
_______ miraba por la ventana mientras trataba de armarse de valor para lo que estaba segura sería un fuerte enfrentamiento con Rivas. No iba a acostarse con él. Si no había sido capaz de cum­plir su parte del trato, ella no estaba obligada a cumplir la suya. Le había prometido que podría ver a Manuel después de la ceremonia, pero ahora se daba cuenta de que jamás había tenido intención de cumplir su palabra. Rivas era un despiadado y mentiroso bastardo y lo más probable era que su querido amigo estuviera muerto ya.

El peso del arma en el bolsillo de la capa le dio ánimo. La había llevado encima desde que salieron de Rolling Prairie y no tenía miedo de usarla. Dispararía a Rivas si intentaba forzarla; no, no tendría ningún tipo de remordimiento por disparar contra un hombre tan ruin. Acabar en la cárcel no era plato de su gusto, pero era preferible a acostarse con él.

Un golpecito en la puerta detuvo en seco aquellos alocados pensamientos. «¡Ya está aquí!» Sin duda esperaría que ella actuara como una obediente esposa. Acariciando el revólver dentro del bolsillo, abrió la puerta. Le temblaban las manos, sin embargo, su determinación era firme. Pero en el pasillo estaba la última persona que espera encontrar.

—¡Santo Dios! ¡No puede ser! ¡Bill! ¿Eres tú realmente?

Él la miró de los pies a la cabeza con una mirada dura e impla­cable.

—En carne y hueso, __________, y dispuesto a obtener respuestas. ¿Qué demonios haces con Rivas? ¿Dónde está mi hermano?

—Es una historia muy larga, demasiado para el tiempo del que disponemos ahora. —Le cogió del brazo y continuó hablando con una nota de desesperación en la voz—. ¡Oh, Bill, eres la res­puesta a mis plegarias! ¿Puedes ayudarme? Te lo explicaré todo pero, por favor, sácame de aquí.

Bill  la cogió por los hombros con manos firmes, alejándola para mirarla a los ojos.
—¿Corres peligro, ________?

—Por favor, Bill, te responderé a todo más tarde. Sácame de aquí antes de que él regrese. Me retiene contra mi voluntad.

Eso era cuanto Bill necesitaba oír. La cogió de la mano y la llevó fuera de la habitación. Como bajar por la escalera principal no era la mejor opción, utilizaron la salida trasera.

—Vamos —la urgió, tirando de ella hasta el final del pasillo.

Unos minutos después habían bajado las escaleras de servicio y se encontraban en el callejón trasero del hotel.

_________ estaba sin aliento pero exultante. Bill había aparecido como si fuera un enviado del Cielo.

—¿Adónde vamos ahora? —preguntó, mirando furtivamente por encima del hombro.

—Te voy a llevar a mi hotel. Allí estarás a salvo hasta que me des una explicación y decida qué hacer. Mi alojamiento no es tan lujoso como el tuyo, pero nadie hará preguntas cuando entres con­migo.

Caminaron por una calle lateral hacia una parte más tranquila del pueblo, y allí, accedieron al vestíbulo de un establecimiento llamado Cow Town. Había un par de vaqueros, que observaron con poco interés cómo Bill guiaba a ________ hacia las escaleras que conducían a su habitación. __________ casi se desmayó de alivio cuando vio que Bill cerraba la puerta con llave.

—Aquí estarás a salvo, _______. Siéntate y cuéntame cómo es que has ido a parar a un hotel con Mario Rivas cuando estás casada con mi hermano.

________ se sentó en el borde de la cama mientras se preguntaba por dónde empezar.

—Bill, han pasado muchas cosas desde que te fuiste de Dry Gulch —dijo finalmente—. Regresé al Circle F yo sola; Tom y yo nos hemos divorciado.

—¡Divorciado! Pensé que Tom y tú... Quiero decir que hu­biera jurado que estabais enamorados.

—Tienes razón a medias. Yo estoy enamorada de él, pero él no corresponde a mis sentimientos. No puede olvidar que le obligué a casarse. Además, ahora también me considera responsable de que te fueras.

—Menuda tontería. Tú no tuviste la culpa de nada. Me fui por­que era lo que quería hacer.

—Pero fue a consecuencia de que obligara a Tom a casarse conmigo.

—Estás equivocada, _________. Fue Michelle la que dio pie a esta locura cuando dijo que Tom la había dejado embarazada y que después la golpeó.

—Tom no lo ve así. Si me quisiera, me hubiera seguido al Cir­cle F. Me dejó ir porque no me ama.

—¡Maldita sea! ¿Acaso no se dio cuenta de lo vulnerable que serías ante Rivas  si no estaba él para protegerte?

—Lo cierto es que no es así. Tom creía que estaba a salvo de Rivas. Y lo habría estado si antes de seguirle hubiera tenido la precaución de ocultar la confesión que Rivas  firmó. Pero me la robaron mientras iba tras Tom a Dry Gulch y los vaqueros llevaban el ganado al fuerte.

—¿Por qué te has casado con Rivas?

—Necesitaba dinero para pagar los impuestos. Se enteró de que Tom y yo ya no estábamos... juntos. Me mostré de acuerdo en casarme con él a cambio del préstamo, pero jamás tuve inten­ción de llevarlo a la práctica una vez que me hubiera dado el dinero. Sin embargo, ese bastardo sospechó que no mantendría mi palabra y secuestró a Manuel. Amenazó con matarle a menos que me casase con él. Manuel es como si fuera de la familia, no podía permitir que le hiciera daño.

—Tienes razón, es un auténtico bastardo —le maldijo Bill—. ¿Por qué no le pediste a Tom el dinero? Te lo hubiera dado.

—Ya lo sé, pero me dejó perfectamente claro que no quería tener nada que ver conmigo y mi orgullo me impedía pedirle nada. —Se retorció las manos sobre el regazo—. Me he jurado a mí misma que jamás le molestaré. Soy capaz de criar al bebé yo sol... —Se puso la mano sobre la boca al darse cuenta de lo que acababa de decir.

Bill entrecerró los ojos.

—¿Te has casado con Rivas a pesar de que esperas un hijo de Tom? —La voz de Bill tenía una nota de desprecio—. ¿Qué clase de mujer eres? ¿Qué hubieras hecho si yo no hubiera aparecido cuando lo hice?

________ sacó el arma que llevaba en el bolsillo.

—Tengo esto. Habría matado a Rivas antes de permitir que me pusiera la mano encima.

—¿No habría sido más fácil pedir ayuda a Tom?

Ella alzó la barbilla con gesto orgulloso.

—Soy perfectamente capaz de cuidarme sola y también de ocu­parme de mi hijo. Obligué a Tom en una ocasión, pero no lo volveré a hacer.

Bill chasqueó la lengua y negó con la cabeza.

—Pero ¿no sabes que si hubieras disparado a Rivas, ha­brías acabado en la cárcel? Mujeres, no valéis las molestias que causáis —masculló—. Así que mi hermano no sabe que va a ser padre. No, no me contestes, ya sé la respuesta.

En ese momento __________ parecía tan desmoralizada, tan comple­tamente derrotada, que Bill pensó que sería mejor dejar las pre­guntas para más adelante.

—Bueno, ya hablaremos mañana. Me llevaré mi equipaje y bus­caré otra habitación para dormir. Ordenaré que te suban algo de comida para que no tengas que salir. Aquí estarás a salvo.

Bill recogió sus alforjas y se acercó a la puerta.

—No le abras a nadie, salvo a la doncella, hasta que yo vuelva por la mañana.

—No está bien que me quede con tu habitación.

—Acuéstate y descansa. Yo duermo en cualquier sitio. Además, tengo que hacer los arreglos para enviarte de vuelta con Tom.

_________ se irguió con indignación.

—Enviarme con Tom no arreglará nada. Él me odiará por haberle atrapado.

—Quizá, pero el niño que vas a tener es suyo también. Des­cansa un poco. Regresaré mañana. —Abrió la puerta y salió al pa­sillo, echando la llave tras él.

________ clavó los ojos en la puerta cerrada. Sabía que Bill estaba furioso con ella. No parecía contento de verse envuelto en sus problemas y ella no le podía culpar. Nada podría cambiar que ahora estaba casada con Rivas. Este tenía todo el derecho del mundo a exigirle que regresara con él y la ley le respaldaría.

Suspiró con abatimiento, se recostó en la cama y cerró los ojos. Quería a Tom  con absoluta desesperación y le dolía saber que él no la amaba. Ella lo haría siempre, eso no cambiaría. Era una pena que se le hubiera escapado lo del bebé delante de Bill, tenía que haber contenido la lengua. No era su intención que lo supieran.

A pesar de lo mucho que amaba a Tom, quería que si volvía con ella fuera porque la amaba. Por fin, exhausta tras largos días de viaje, se sumió en un sueño inquieto.


CHICAS.. aqui esta un nuevo capi =D espero les guste... y si Tom no llego a la boda ¬¬... pero no se imaginan lo que viene en el proximo Capi.. yo creo que viene algo que TODAS estan esperando.. tal vez una confecion de Tom??? >-< quien sabe jajaj van a tener que esperar hasta mañana si tengo tiempo se subirles algo xd...
Y espero que este capi este largo... no lo se??? despues me dicen...
Se cuidan

Las Quiero...
BYE =D

3 comentarios:

  1. Awww me desesperoo!? Esta muy emocionantee. Menos mal q Bill estaba ahyy. Siguelaaa Tamitha amoo la fic es hermosa..
    Ya kiero leer la confesion de Tom..
    Subeee . Bye cuidate ;-)

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  2. awww que hermosa esta la historia SI ya quiero leer la confesion de tom.. espero y ella lo acepte y senti tanto alivio cuando lei que bill MI FLOKO estaba ahi y la rescato.. que hara rivas cuando se de cuenta que ella no esta .. O.O siguela

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  3. noooo Tom no llegoo!! santo cielo amo la fic estoy completamente enganchada casi puedo sentir la desesperacion de tn y Tom siguela pronto ya quiero que Tom los encuentre!!

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