lunes, 10 de septiembre de 2012

"CAPITULO 30"

Tom continuó paseándose al pie de las escaleras, hasta que la cu­riosidad pudo más que él y, mascullando un juramento, comenzó a subirlas. De repente, la puerta de tela metálica se cerró de golpe a su espalda y se dio la vuelta.

—Tom Kaulitz, ¿qué demonios haces aquí?
Él entrecerró los ojos, sorprendido de ver allí a John Reed.
—Podría preguntarte lo mismo.

—Mike no ha aparecido hoy por el pueblo. Me debe dinero y he pensado que sería mejor venir a reclamárselo.

—No le he visto por aquí. No parece haber nadie en la casa —dijo Tom—. Bill ha subido a hablar con Ed y estaba a punto de reunirme con él.

—Si no está en casa, ¿dónde demonios se ha metido? —se pre­guntó Reed, claramente contrariado por no poder cobrar la deuda—. Prometió pagarme hoy.

—Ni lo sé ni me importa —masculló Tom, comenzando a subir las escaleras. Reed le siguió.


Bill giró la manilla lentamente y empujó la puerta sin hacer nin­gún ruido. Entonces se encontró ante sí una escena tan impac­tante, que no fue capaz de moverse.

Las nalgas desnudas de Mike Doolittle se movían vigorosamente ante sus incrédulos ojos mientras profanaba sin cesar el hinchado cuerpo de su hermana. Bill notó cómo se estremecía el protu­berante vientre de Michelle y la oyó sollozar mientras intentaba apartarle.

—Vas a hacer daño al bebé, Mike —dijo Michelle con un hilo de voz que apenas fue audible entre los gruñidos de su hermano.

—Todo es culpa tuya, Michelle —dijo Mike entre jadeos—. Al quedarte preñada lo has estropeado todo. Podríamos haber con­tinuado con nuestro secreto durante mucho más tiempo.

Bill explotó con furia. No se escandalizaba con facilidad, pero aquello era demasiado obsceno.

—¡Santo Dios! ¡Estás fornicando con tu propia hermana! Eres un sucio y podrido bastardo.

—¡Qué! —Mike levantó la cabeza y miró a Bill por encima del hombro—. ¿Qué haces aquí? ¿Cómo te atreves a interrumpir un momento tan privado entre hermanos?

—Aléjate de ella —ordenó Bill. Ahora parecía poseído por una calma mortífera; tenía la voz dura y en sus ojos relucía un in­tenso peligro.

—Ya veo que no me vas a dar más que problemas —dijo Mike amenazadoramente—. Y no me gustan los problemas, Kaulitz.

Se movió con tal rapidez que Bill casi no le vio coger el arma que había dejado sobre la mesilla de noche, pero él fue todavía más rápido. Cuando Mike se dio media vuelta y se enfrentó a Bill, éste levantó el arma y disparó antes que él. Doolittle rodó a un lado, cayendo de la cama al suelo mientras la sangre manaba sin cesar por el agujero que tenía en la frente.

Inmóviles, detrás de Bill, Tom y Reed salieron de su ensi­mismamiento al oír el disparo.

Con una mirada salvaje y sorprendida, Michelle se sentó en la cama y soltó un grito cuando Tom empujó a su hermano a un lado para examinar el pulso de Mike. Gritó todavía más fuerte cuando éste negó con la cabeza y dijo:

—Está muerto.

_________, tras haber estado buscando infructuosamente a Michelle en el huerto y en los establos, había regresado a la casa. Al oír el disparo, subió las escaleras de dos en dos y se detuvo en seco ante un dormitorio, donde vio a Tom y a Bill inclinados sobre un hombre, que parecía muerto, y a la joven, sentada desnuda en la cama, gritando sin parar.

—¿Qué ha sucedido? —preguntó ________, acercándose un poco más y observando que el hombre que yacía en el suelo era Mike Doolittle.

John Reed se aproximó a ella.

—Este bastardo estaba tirándose a su propia hermana. Bill los pilló in fraganti. He sido testigo de todo lo ocurrido.

—Mira a ver si puedes tranquilizar a Michelle, ________ —le dijo Tom mientras llevaba a Bill a un lado para hablar con él.

_________ corrió junto a la otra joven, cubriéndola con una sábana e intentando ayudarla a levantarse de la cama, mientras Tom ha­blaba con su hermano. Pensó que su cuñado no presentaba buen aspecto; se había quedado pálido, parecía a punto de vomitar y no debía estar enterándose de nada de lo que Tom le estaba di­ciendo, pues no hacía más que negar con la cabeza.

De repente, Michelle soltó otro grito y se dobló en dos, suje­tándose el vientre con fuerza.

—Michelle, ¿qué sucede? —preguntó ________ con ansiedad.

—¡No puede estar ocurriendo! ¡Es demasiado pronto! —gimió, moviéndose de un lado para otro como intentando aliviar un in­tenso dolor.

________ no sabía qué hacer. Había asistido a partos de algunos animales, pero nunca al de una mujer. Entonces vio el charco rojo que se estaba formando bajo Michelle y le entró el pánico.

—¡Tom! ¡Ven rápido!
Él se plantó a su lado en dos zancadas.
—¿Qué sucede?
—Es Michelle. Creo que tiene problemas. —Señaló la sangre que le bajaba por las piernas.

Tom la arrastró a un lado para que la otra joven no les oyera.

—¿Sabes qué hacer?
Ella negó con la cabeza.

—Si fuera un parto sencillo, quizá pudiera ocuparme, pero esto parece complicado. Jamás había visto tanta sangre y Michelle está blanca como el papel. Será mejor que la atienda un médico.

—¿Va a morir? —preguntó Bill en voz baja. Parecía en estado de shock—. ¿También seré responsable de su muerte?

—Tú no eres responsable de nada, Bill —afirmó Tom.

En ese momento hubo una conmoción cerca de la puerta del dormitorio, y todos miraron en esa dirección.

—¡Maldita sea! —dijo Reed conteniendo el aliento—. ¡El viejo Doolittle!

El anciano, tras oír el disparo y los gritos, se había levantado de la cama y había recorrido el pasillo cojeando hasta el dormitorio de Michelle. Aunque tenía los ojos nublados por la edad y la en­fermedad, vio el cuerpo de su hijo en el suelo, sobre un charco de sangre, y a su hija contorsionándose en la cama con el rostro con­traído por el dolor.

—Mike... —dijo entre jadeos, agarrándose el pecho mientras entraba tambaleándose en la estancia—. ¿Está muerto?

Tom se adelantó para sostener al anciano.

—Lo siento, Ed. —Habría dado cualquier cosa por no tener que confirmar lo que acababa de suceder en ese lugar.

—¡Muerto! —repitió Ed al oír que se confirmaban sus peores temores. Entonces se le pusieron los ojos en blanco y se quedó sin aire, cayendo en los brazos de Tom, que le tendió en el suelo al lado de su hijo donde exhaló el último aliento.

—Ha muerto —dijo Tom sin inflexión en la voz.

—¡Papá! —gritó Michelle. Entonces se dobló sobre sí misma, envuelta en otra dolorosa contracción—. Quiero morirme tam­bién, como papá y Mike.

—No vas a morir, Michelle —le aseguró Tom, intercam­biando una mirada con _________ que desmentía sus palabras.

—Alguien debería ir a buscar un médico —dijo _______ con voz temblorosa.

—No hay tiempo —respondió Tom. De repente recordó que Reed seguía allí—. Reed, la señora Zigler ha tenido varios hijos y su rancho no está lejos; quizá sepa qué hacer. Ve a buscarla, de­prisa.

Reed le miró como si quisiera negarse, pero el feroz ceño frun­cido de Tom le convenció de que sería mejor obedecer, y se fue de inmediato.

—Intenta mantener la calma —dijo Tom a _________ regresando al lado de su hermano. Estaba muy preocupado por Bill, que parecía no poder reaccionar y se limitaba a clavar los ojos en los cadáveres de los dos Doolittle. Le sacudió con fuerza—. ¡Espabila, Bill! Ed estaba a punto de morir. No hubiera vivido mucho más tiempo.

Bill le sostuvo la mirada.

—Ya nada será igual para mí, Tom. El Bill Kaulitz que co­nocías ya no existe. Mi vida está destrozada.

Tom maldijo para sus adentros. La situación se había salido por completo de control. Bill no pensaba con claridad y los ge­midos de Michelle eran cada vez más débiles, lo que incrementaba el desasosiego de su hermano. Si se moría, se consideraría respon­sable de las tres muertes a pesar de que no fuera culpable de nin­guna de ellas. Menudo embrollo.

—Reed estará pronto de vuelta con la señora Zigler. Ayúdame a quitar los cadáveres de aquí —dijo Tom, obligando a Bill a moverse a pesar de su apatía—. Coge a Mike por los pies. Los tras­ladaremos a otra habitación.

Dejaron los dos cuerpos en el dormitorio del anciano y cerra­ron la puerta. Cuando regresaron, dedujeron por la expresión de _______ que la situación se estaba volviendo desesperada.

—Está inconsciente. No creo que salga de ésta.

El sonido de pasos en las escaleras hizo que emitieran un sus­piro colectivo de alivio. La señora Zigler entró en la habitación un instante después, lanzó una mirada a Michelle y comenzó a dictar órdenes como un general.

—¡Traed agua caliente y muchas toallas! Todos fuera de aquí menos la joven. Necesitaré que me ayude.

La obedecieron al instante. Naomi Zigler parecía capaz de ma­nejar cualquier situación; tenía una expresión contenida, era alta y delgada y llevaba el pelo recogido en lo alto de la cabeza.

Tras poner agua a hervir, los tres hombres se sentaron ante la mesa de la cocina a esperar. Fue Reed el primero en romper el si­lencio.

—Jamás lo hubiera imaginado de Mike. No me considero un pu­ritano, ni tampoco soy demasiado remilgado en asuntos de cama, pero me revuelve el estómago pensar que utilizaba a su hermana como si fuera una ramera.

Bill siguió impasible. Parecía haber caído en un oscuro abismo de sufrimiento.

—Pues has sido testigo de lo que ocurría aquí —dijo Tom a Reed, desafiándole a negarlo—. Bill no tiene la culpa de nada de lo que ha pasado. Mike sacó un arma pero mi hermano fue más rápido. No se puede negar que es una gran tragedia, pero no deja de ser un accidente.

Reed se mantuvo callado durante mucho tiempo, mirándole con aire sombrío. Tom habría jurado que a Reed le costaba darle la razón en algo. Por fortuna, la imagen de Mike forzando a su her­mana había disgustado tanto a Reed, que se veía obligado a darle la razón a su mayor enemigo.

—Sí, por mucho que me moleste estar de acuerdo contigo, nada de lo ocurrido aquí es culpa de Bill.

Levantaron la mirada cuando _______ entró en la cocina para bus­car el agua caliente.

—¿Qué ocurre arriba? —preguntó Tom.

_________ tragó saliva y meneó la cabeza.

—Nada bueno. —Luego se dio la vuelta y regresó con la par­turienta, dejando a los preocupados hombres allí esperando.

Micchelle había expulsado a un feto muerto, pero continuaba sangrando. La señora Zigler estaba intentado contener la hemo­rragia con toallas, pero no parecía servir de nada. _______ temía que Bill perdiera la cordura si la joven moría. No es que su cuñado estuviera precisamente enamorado de ella, pero era evidente que se sentía tan culpable por todas aquellas muertes, que casi deseaba morir él también.

Tom hizo un café muy cargado y sirvió una taza para cada uno. Sabía a serrín, pero agradeció aquel amargor. No importaba lo que ocurriera, su hermano le necesitaría cuando todo hubiera acabado, y los Kaulitz siempre se apoyaban los unos a los otros.

Bill seguía mirando ensimismado la taza, que llevaba de vez en cuando a los labios. Nada le volvería a saber bien. Lo único que quería era montarse en su caballo y largarse lo más lejos po­sible; alejarse del rancho, de la tragedia que había presenciado y de todo lo que le recordara a Dry Gulch y a los Doolittle. Podría decirse que acababa de perder la inocencia, aunque bien sabía Dios que estaba muy lejos de ser un ingenuo adolescente. Qué incauto, qué arrogante había sido. ¡Qué tonto! ¡Qué pobre imbécil! Nunca más, se juró a sí mismo. Jamás volvería a ser tan cándido. Siempre había sospechado que el diablo existía realmente y hoy había sido testigo de su maldad. Aunque no fuera culpa suya por completo, Michelle había cometido un imperdonable pecado con su her­mano. Se juró a sí mismo que no volvería a menospreciar a una mujer, ni tampoco a un hombre. Si pudiera, viviría el resto de su vida como un ermitaño.

Pasó un buen rato. Cuando _______ regresó a la cocina, tenía la cara pálida y ojerosa. Tom saltó de la silla.

—¿Cómo está?

—Muerta —dijo ________, más afectada de lo que quería admitir. Michelle y ella no eran amigas, y no le perdonaba el horrible pe­cado que había cometido, pero se había malogrado la vida de un niño. La pérdida le había afectado mucho, pues sospechaba que estaba embarazada y se moriría si le pasara algo a su hijo.

Reed empujó el sombrero hacia atrás y se aclaró la voz.

—Creo que será mejor que vuelva al pueblo. No creo que Mike me vaya a pagar la deuda. —Hizo un gesto con la mano—. Ahora, todo esto pertenece a Bill. Es el marido legal de Michelle y único superviviente de todo este desastre. Pasaré por la funeraria y diré que preparen tres ataúdes. ¿Cuándo será el entierro?

—Mañana —dijo Tom al ver que su hermano no parecía capaz de decir nada—. Te aconsejaría que no andes contando lo que hemos presenciado hoy aquí. Ponte en contacto con el re­verendo, dile que esté disponible mañana a las dos para el entie­rro.

Reed le dirigió a Tom una mirada de rebeldía.

—No me caes bien, Kaulitz. Nunca me has gustado ni tam­poco tus hermanos. La gente se preguntará qué es lo que ha su­cedido hoy aquí y yo pienso decírselo. Puede que la verdad sea humillante para Bill, pero se acabará olvidando. A pesar de no merecérselo, ahora posee un rancho.

Bill miró a Reed a los ojos, una mirada tan fría y amarga como el pecado.

—No quiero el rancho Doolittle. No quiero volver a oír ese nombre.
Reed le brindó una sonrisa burlona.

—Lástima, porque ahora es tuyo. —Se dio la vuelta y salió por la puerta trasera dando un portazo.
—Reed tiene razón —intervino Tom—. Este rancho es ahora tuyo.

En los ojos cafés de Bill aparecieron unas brillantes llamas.

—¿No me has oído? ¡No lo quiero! Véndelo, incéndialo, haz lo que te salga de las narices. No me quedaré aquí para verlo.

—¿Qué demonios quieres decir?
—Que me voy
—¿Te vas? ¿Adónde?
—Me da lo mismo. Lo más lejos que pueda.
—Estás muy afectado, Bill. Nada de lo ocurrido es culpa tuya.
—¿De veras? Maté a Mike, lo que me hace responsable de todo lo que ha ocurrido después.

Tom supo que no podría impedir que Bill se marchara y se sintió impotente y furioso. Por el rabillo del ojo vio que _________ es­taba en la puerta. Se giró hacia ella, sosteniéndole la mirada con cólera.

—¿Ya estás satisfecha? —la atacó—. Ninguna mujer merece el tipo de angustia que está sufriendo ahora mi hermano.

Su expresión era tan furiosa, que ________ retrocedió llena de ho­rror, sintiendo su rechazo como si fuera un golpe. Sabía que estaba hablando la preocupación que sentía por Bill, no él, pero eso no hacía que el dolor fuera menos intenso. Ella era una mujer, así que él la despreciaba. Michelle y su horrible hermano eran quienes ha­bían ideado aquel complot contra los Kaulitz, pero Tom la había convertido a ella en el blanco de su odio. La culpaba por haberse entrometido en su vida; según él, todo lo que le había ocurrido desde el día de su boda era a causa de su matrimonio forzado.

—No quiero entrometerme, pero pensé que os gustaría oír lo que me dijo Michelle antes de morir —dijo _________ entre dientes.

Tom prefería no oírlo, pero se dio cuenta de que tenía que sa­berlo.

—Muy bien, ¿qué dijo?

—Dijo que el bebé que iba a tener era de su hermano. Qué... qué habían mantenido relaciones íntimas desde que ella tenía ca­torce años. Cuando concibió, Mike le ordenó que se acostara contigo y que te convenciera de que el bebé era tuyo. Como no funcionó, Mike se enfureció y la golpeó. Ella le cogió tanto miedo que cuando le sugirió que te culpara de la paliza, se mostró de acuerdo con él. Si necesitas un testigo, la señora Zigler lo ha oído todo y podrá ratificar cada palabra. —Se dio la vuelta—. Ah, una cosa más —dijo por encima del hombro—. Michelle dijo que lo sentía mucho. Adiós, Tom.

Tom se rió con tanta fuerza que no oyó su adiós.

—¡Lo siente! ¿De qué sirve eso ahora? —No intentó detener a ________ cuando ésta salió de la cocina. Todavía estaba irritado por la decisión de Bill. Cualquier cosa que tuvieran que aclarar _______ y él podrían hacerlo más tarde. Ahora tenía otras prioridades. En ese momento lamentaba haberse casado con ella más que cual­quier otra cosa en el mundo. Por desgracia, para casi todos los hombres, las mujeres eran un mal necesario y así debía recordarlo cuando se viera poseído por su obsesiva necesidad de ___________. Cuando le ocurría eso, sentía como si hubiera renunciado a todo lo que conocía y en lo que creía.


CHICAS... aqui tienen un nuevo capi.. y espero que les guste...
Ahora ya saben quien habia dejado embarazada a Michelle.... ¬¬...
Maldito de Mike.....

Gracias... a todas por sus palabras =)... y ya estoy mejor...
Asi que no se preocupen porque toda esta semana les voy a subir capi...
Si es que el trabajo me deja xd jajaja

Cuidence
Las Quiero

BYE =D

4 comentarios:

  1. Wl capitulo esta de lujoo.. Maldito Mike por culpa de el arruino a su familiaa.. Pobre Michelle y su bb... Como que (tn) sospecha que esta embarazadaa?? *.* sii ojla este .. Ahy Tom siempre culpandola de todoo. Que bueno q ya estas mejor :-) siguelaaa. Bye

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  2. :o lo ameee me encanto el capitulo peor porque Tom es tan malo con ella :c na que ver xDD bye cuidatee y porfiis sube luego amo la fic

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  3. awww estubo buenisimo!! sale cuidate morrita y me alegro que ya estes bien chau xD

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  4. uuuu quede super asi O.O no podia dejar de leer jajaja me encanto que fuerte!!

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