martes, 4 de septiembre de 2012

"CAPITULO 28"

Mientras corría a toda velocidad, Tom maldijo el giro que había dado su vida. No sólo se había convertido en un infierno, además había arrastrado a Bill a la ruina con él. Se culpaba a sí mismo de que su hermano se hubiera visto obligado a casarse con una mujer embarazada de otro hombre. Una a la que no amaba... que ni siquiera le gustaba.

Ese pensamiento llegó acompañado de otro: «_________ no es como Michelle, ni como ninguna de las mujeres de tu pasado». En rea­lidad le gustaba su esposa y entendía, e incluso aceptaba, que había necesitado casarse para salvar unas tierras que amaba con la misma ferocidad que él amaba las suyas. Y sin embargo ahora que la deuda estaba saldada con creces, ella le había seguido y arriesgado su vida para impedir que los vigilantes le lincharan. No cabía duda que si tenía que confiar en una mujer, sería en ________.

De todas maneras, el hecho de que Michelle hubiera obligado a Bill a casarse con ella confirmaba que las mujeres eran capaces de cualquier cosa y, además, destrozaba la frágil confianza que había empezado a surgir entre ellos. Era la prueba de que ninguna hembra era digna de confianza. Pero no podía negar que había deseado acostarse con su esposa desde el momento en que reco­bró el conocimiento en su casa y echó un vistazo a aquel cuerpo curvilíneo. Se había jurado entonces que la tendría y que sería bajo sus propios términos.

Santo Dios, casi podía sentir los dulces pechos de ________ en sus manos, su cuerpo arqueándose contra el suyo, sus labios húmedos suplicando más besos. Le encantaba cómo se le ceñían los panta­lones a las nalgas, a las largas piernas y a las caderas redondeadas. Le había ofrecido su virginidad sin pedir nada a cambio, pero ni siquiera todo eso podría conseguir que siguiera casado.

Pensó que quizá _________ se volvería a casar después de que le con­cedieran el divorcio e hizo una mueca. Era preciosa, cualquier hombre la consideraría un premio. Cualquiera menos Tom Kaulitz.

Llegó al rancho y detuvo la montura ante la puerta principal de la casa, donde se bajó con un ágil salto. Al momento le rodearon una docena de vaqueros que comenzaron a hablar a la vez, felici­tándole y dándole palmaditas en la espalda. A pesar de ser cons­cientes de la boda que había tenido lugar ese mismo día, nadie la mencionó. Georg se detuvo al lado de Tom y les dijo que volvieran a sus tareas. Los dos hermanos entraron juntos en la casa y se dirigieron a la cocina.

_______ oyó el portazo y se estremeció. Tom estaba en casa. Quiso bajar las escaleras corriendo y lanzarse a sus brazos, pero siguió guardando sus escasas pertenencias en las alforjas. Había llegado el momento de irse a pesar de lo mucho que odiaba dejar a Bill en semejante lío. Sabía que Tom la culpaba del apuro de su hermano, aunque sólo pretendía ayudar. Sabía que él no la amaba y no pensaba sufrir todavía más quedándose allí, donde no la que­rían. No formaba parte de esa familia y jamás lo haría.

Con las alforjas sobre el brazo, _______ salió de su habitación y bajó las escaleras. No vio a nadie. Se dirigió a la cocina con inten­ción de avisar que se iba pero, cuando abrió la puerta, se detuvo en seco al ver a Tom dentro de una enorme bañera de madera colocada junto al fogón. Tenía los ojos cerrados y la cabeza apo­yada en el borde.

—Hay un cubo con agua caliente junto a la cocina, Georg. ¿Pue­des echármelo por encima? Dios mío, ésta es una sensación ma­ravillosa. Casi vuelvo a sentirme humano.

________ dejó las alforjas en el suelo y se acercó a coger el cubo. Lo vertió en la bañera y lo volvió a dejar en su lugar. Tom man­tuvo los ojos cerrados durante todo el rato, emitiendo un pro­fundo suspiro mientras se arrellanaba todavía más en el agua caliente.

—¿Todavía no ha regresado Bill del pueblo? —preguntó Tom.

________ se mantuvo en silencio mientras regresaba de puntillas a recoger las alforjas y se dirigía a la puerta trasera. Como si hubiera presentido su presencia, Tom abrió los ojos de repente. Miró las alforjas que ella llevaba en la mano y se levantó de la bañera. Ob­servó fascinada cómo las gotas de agua resbalaban por su cuerpo mientras se acercaba a ella.

—¿Adónde demonios crees que vas?

_________ paseó la mirada por el alto y brillante cuerpo desnudo de su marido y notó que se le encendían las mejillas. Ambos eran muy conscientes del otro. Ella se estremeció, pero forzó una tensa sonrisa.

—Me voy a mi casa. No quiero que Manuel se preocupe por mí.
—No vas a ningún lado. Por lo menos hoy —sentenció él.

—Sólo estoy siguiendo tus órdenes —aclaró ella, sin apartar la mirada de su cara. Si bajaba la vista, no sería capaz de abandonar aquella habitación, a aquel hombre, no podría renunciar a su ma­trimonio.

—Es demasiado tarde —dijo Tom—. No permitiré que vayas tan lejos sin escolta. De camino a Rolling Prairie podría ocurrirte cualquier cosa.

________ sintió una opresión en el corazón. Se dio cuenta con agri­dulce claridad de que Tom le estaba pidiendo que se quedara sólo hasta que él pudiera organizar su marcha, no porque quisiera estar con ella.

—No te preocupes por mí, sé cuidarme sola. Si lo que te preo­cupa es el tema del divorcio, ya me he encargado de todo. Lo he de­jado en manos del abogado; se encargará de presentar la petición ante el juez cuando aparezca por aquí.

—No estoy preocupado por el divorcio —dijo Tom con un gesto impaciente de la mano—, sino por tu seguridad. No te irás a ningún sitio hasta que yo lo diga.

Se mantuvieron ambos en sus trece, frente a frente, sin ceder ni un ápice. De repente se abrió la puerta trasera para dar paso a Georg, que observó a Tom, desnudo y con una erección de cam­peonato, y luego a ______, que estaba muy cerca de su hermano.

—Perdón —dijo, dándose la vuelta avergonzado y desapare­ciendo tan bruscamente como había aparecido.

—No debería haber presenciado esto —dijo ________, alterada y avergonzada.

—Tienes razón, no es correcto que me encuentre en la cocina en estas condiciones.

Entonces la alzó en brazos y ella le golpeó el pecho como pro­testa, pero él se dirigió a las escaleras y subió a su habitación. La depositó sobre la cama y se inclinó sobre ella con una mirada café e insondable. ________ se incorporó sobre el colchón con la barbilla en alto.

—¿Qué crees que estás haciendo?

Tom se sentó en la cama sin ninguna intención de vestirse.

—Tenemos que hablar antes de que te vayas. Y éste es el único lugar donde disfrutaremos de un poco de privacidad.

—Pues entonces ponte algo encima. No voy a... quiero decir que no vamos a hacer el amor.

—¿Acaso te lo he pedido?

_________ bajó la mirada a la erección de Tom. Puede que no le hubiera pedido nada, pero algunas cosas eran demasiado eviden­tes.

—Por favor, Tom, cúbrete.

Él se rió, consciente del efecto que tenía sobre ella. Sin em­bargo, la complació tirando de la colcha y tapándose con ella.

—¿Satisfecha?
—Sí. ¿Qué deseas decirme?

—Quiero que te quedes unos días más. Cuando todo esté arre­glado, le diré a Georg que te acompañe al Circle F.
—Te acabo de decir que...

—Insisto. Y otra cosa —se aclaró la garganta—, escribí un tes­tamento cuando pensé que Reed iba a colgarme.

Ella le miró con curiosidad.

—Te dejaba la parte del rancho que me corresponde.
_________ se quedó inmóvil.
—¿Por qué?
Tom se encogió de hombros.
—Me pareció lo más correcto en ese momento.
—Ahora ya no es necesario. Estás sano y salvo y vas a seguir con vida durante muchos años más.

—Quiero que sea tuya —dijo Tom, sorprendiéndola—. Me parece lo más adecuado, además, mis hermanos no necesitan mi dinero. Voy a ir al abogado para legalizar el documento; quería que lo supieras.

A ________ se le llenaron los ojos de lágrimas. No quería el dinero de Tom, le quería a él.

—Preferiría que no lo hicieras.

Él la miró de una manera tan extraña que ella se sintió unida a él por una fuerte emoción. ¿Estaría sintiendo lo mismo Tom?, se preguntó, encontrando de repente que su intimidante presencia provocaba en ella unos intensos sentimientos. Claro que no, se dijo a sí misma. Tom era un cínico demasiado terco y duro para amar. La desconfianza que tenía hacia las mujeres hacía imposible que llegara a sentir algo por ella.

—¿Por qué me miras así? —le preguntó.

«Porque me muero por estar dentro de ti —pensó él, aunque no lo dijo—. Quiero hundirme en tu ardiente cuerpo por com­pleto. Quiero sentirte lo más cerca que pueda, limpiándome, lle­vándome al paraíso. Y cuando esté perdido en tu interior, quiero oírte pronunciar mi nombre.»


—Tom, ¿qué te pasa? Tienes una expresión la mar de extraña.

De repente, vio con alarma que él se movía. La tomó entre sus brazos y la apretó con fuerza.

—Tengo la inexplicable necesidad de besarte —dijo. Había una aspereza en su voz que ella reconoció y a la que respondió de in­mediato. Le ofreció sus labios, húmedos y ligeramente entreabier­tos. Cuando se dio cuenta de dónde les conduciría aquello, giró la cabeza con rapidez de manera que él sólo le rozó levemente la boca.

—No permitiré que me vuelvas a usar.

Él le rozó la mejilla, haciendo que le mirara.

—Pensé que estábamos de acuerdo en que nos habíamos usado mutuamente. Además, eres la única mujer que deseo.

—Yo también te deseo sólo a ti.
—Todavía estamos casados —le recordó.
—No por mucho tiempo.

—_________, sé que suena extraño dada mi aversión al matrimonio, pero eres la única mujer con la que me casaría si fuera de los que pasan por la vicaría. Aunque sé que no te haría feliz; sería un ma­rido celoso, estaría siempre sospechando de ti y esperando que me dejaras por otro hombre.

—Soy una mujer orgullosa, jamás te he pedido nada —dijo ________—. Además, nuestro trato no contemplaba ningún compro­miso. —Tom jamás imaginaría lo que le había costado decir esas palabras.

—Ni tampoco que hiciéramos el amor. Lo hicimos libremente y disfrutamos con ello —le recordó Tom—. Aunque ya sabes que desde el principio era mi propósito seducirte y deberías odiarme por haber tomado tu virginidad.

—Ya te he dicho antes que no tomaste nada que yo no te ofre­ciera libremente —le dijo _________ enfurecida—. Quería acostarme contigo y actué en consecuencia. No me debes nada. Te forcé a casarte conmigo, ¿recuerdas? Los dos tenemos mucho que perdonar al otro —dijo, levantándose de la cama.

Oyó gemir a Tom y, sin previo aviso, la llevó de vuelta a la cama, donde se apoderó de su boca y la saboreó a su antojo, ro­bándole el aliento y el sentido. Ella notó en los labios el gemido que él emitió y, como si hubiera caído bajo algún tipo de embrujo, se dejó llevar por las suaves caricias de su boca, abriendo la suya en ansiosa bienvenida.

Su marido le abrió la camisa con aquellas manos cálidas y fuer­tes, buscando sus pechos, y se los acarició como si fueran la cosa más valiosa del mundo.

—Deja que te ame —le dijo, interrumpiendo el beso y mirán­dola fijamente. Sus ojos miel brillaban con un deseo que no podía disimular mientras le pasaba los pulgares suavemente sobre los erguidos pezones.

Ella se estremeció de placer y anhelo ante sus caricias.

—No... no deberíamos...

La cautivadora sonrisa de Tom la hizo olvidarse de por qué no deberían hacer aquello.

Clavó los ojos en la boca masculina y deseó besarla otra vez, sin ser consciente de que él le había quitado la camisa y de que ahora se estaba deshaciendo de la camisola.

—Eres tan hermosa —dijo él—. Tan suave... Tus pechos son dos deliciosos bocados que suplican ser saboreados.

Inclinó la oscura cabeza y cerró los húmedos labios sobre la punta color coral. Comenzó a darle toquecitos sensuales con la lengua y _________ sintió que sus entrañas burbujeaban hasta que comenzaron a hervir. Entonces, él chupó con fruición y ella notó entre las piernas una caliente humedad. Cuando Tom se desplazó al otro pecho, ella sintió un doloroso latido en ese punto secreto de su interior y gimió, sujetándole la cabeza con las manos para retenerlo allí.

Tom le desabrochó con habilidad el botón de los pantalones para introducir la mano debajo de la tela. _______ se contoneó contra él, en muda protesta.

—Déjame acariciarte, cariño —susurró Tom contra sus la­bios—. Déjame darte placer otra vez. Ésta podría ser la última vez que hagamos el amor.

________ quería negarse, lo quería de verdad, pero no fue capaz de pronunciar las palabras. Deseaba tanto a Tom como él parecía desearla a ella. Justo entonces, él la tocó en aquel lugar secreto y ella perdió la capacidad de pensar.

—Siempre será así entre nosotros —dijo Tom bajándole los pantalones. Luego se los quitó junto con las botas y los tiró al suelo.

Ya era demasiado tarde para protestar; Tom la besó otra vez, le acarició los pechos con una mano y con la otra, entre las piernas. Sus experimentados dedos rozaron el vello de su sexo antes de in­troducirse en la tierna hendidura, que estaba húmeda y escondida. Él hizo girar la palma de la mano contra el sensible brote que con­tenía su pasión y _________ se estremeció con salvaje anhelo sin poder contener un suspiro.

—¡Tom! ¡Es demasiado!
—Ni por asomo. Respira hondo, relájate y déjame amarte como mereces.

Introdujo un dedo en su interior y lo deslizó en la cálida hu­medad una y otra vez, consiguiendo que ella se arqueara hacia él.

Mientras él continuaba torturándola con ese movimiento, cada terminación nerviosa de__________ se tensó como la cuerda de un arco. El deseo la atravesó y sintió que iba a morirse si no la hacía llegar ya al éxtasis final, pero aquello sólo acababa de comenzar.

Tom se incorporó y se deslizó hacia abajo, poniendo la boca donde acababan de estar sus dedos. Entonces comenzó a acari­ciarla con la lengua, y la lamió una y otra vez hasta que _______ notó un hormigueo y comenzó a arder como si se consumiera en el infierno, atraída sin remedio a un final explosivo. Con un ronco grito, la joven alcanzó por fin la liberación y se dejó llevar por la agonía mientras la inundaban unas increíbles oleadas de placer.

—Ahora es mi turno —dijo Tom respirando irregularmente, embargado por un clamoroso deseo—. Concéntrate, cariño. Vuelve a correrte conmigo.

Tom se movió y se colocó entre sus muslos para empujar en su interior. No pudo contener un estremecimiento ante el placer que le provocaba perderse en aquel apretado y cálido pasaje. A punto estuvo de alcanzar el orgasmo en ese momento, pero apretó los dientes para no dejarse llevar por la pasión y permaneció inmóvil hasta que volvió a recuperar el control. Entonces comenzó a mover las caderas, se retiró por completo y volvió a penetrarla una y otra vez hasta que sus caderas parecieron un pistón golpeando contra las de ella.

Ella se arqueó en contrapunto a sus empujes, asiéndose de sus hombros para que el mundo dejara de girar. Luego gritó y se es­tremeció mientras Tom la llevaba con él a una bendita liberación. Lo oyó gemir su nombre cuando alcanzó la satisfacción entre vio­lentos estremecimientos.

_________ suspiró y abrió los ojos. Tom sonreía beatíficamente y ella le respondió con otra sonrisa. Hacer el amor con él siempre la hacía sentirse así. Era casi como morir un poco.

—Nadie me ha hecho sentir esto —confesó Tom.
—¿El qué?
—Como si fuera a... no sé, es una sensación extraordinaria.
—Yo tampoco puedo describir lo que me haces sentir —dijo ________—. No soy una autoridad en la materia, pero parece que se te da bien.

Tom sonrió descaradamente, haciéndola pensar que debería sonreír con más frecuencia, pues le hacía parecer más joven de lo que era y muy atractivo.

—Tú tampoco lo haces nada mal para ser una principiante.
_________ se sonrojó.

—Deberíamos levantarnos. Se está haciendo tarde y quiero estar en camino antes de que oscurezca.

Tom la miró con el ceño fruncido.

—No irás a ningún sitio hasta que te busque un escolta y a lo mejor tardo unos días.
—¿Por qué haces esto? No lo comprendo. Me deseas, pero no me quieres aquí. Tienes que decidirte de una vez.

Tom clavó los ojos en el techo.

—He estado pensando. Quizá ni siquiera deberías irte. A mis hermanos les gustas y a mí... Bueno, ya sabes lo que ocurre cuando estamos juntos. Además, pasará un tiempo antes de que nos concedan el divorcio.

—A ver si te he entendido bien. ¿Estás diciendo que quieres que me quede porque nos entendemos bien en la cama? —pre­guntó ________ con serenidad.

Tom no sabía realmente lo que quería decir. Se sentía confuso porque, por alguna razón desconocida, odiaba que ________ se fuera; pero incluso el sentido común le decía que aquello le dolería más de lo que podría aguantar.

—¿No es una buena razón?

—Repito —dijo _______ en voz baja—, ¿quieres que comparta­mos la cama hasta que nos concedan el divorcio?

—O hasta que nos cansemos el uno del otro. —Señor, ¿quién le mandaba abrir la boca? Cada vez que lo hacía metía la pata—. No voy a mentirte, ______. No deseo mantener una relación per­manente, sólo digo que todavía no deberíamos separarnos. Y lo que acaba de suceder lo prueba.

—En otras palabras —pronunció ella lentamente—, quieres que sea tu puta hasta que te canses de mí.


CHICAS... aqui les subo otro capi =D.. espero les guste...
Porque lo que es a mi me encanta....
Se quedara TN con Tom... o no???
que piensan ustedes jejeje...
Espero que no esten tan intrigadas... xd

Cuidence
Las Quiero

BYE =D

4 comentarios:

  1. ohh!! esta buenisimo el capitulo morrita xD aww sorry p0or no comentarte pero tuve problemitas algo serios con mi computadora ¬¬ pero bueno aqui estoy de vuelta y me encanta la fick.. que demonios le pasa a tom ¬¬ lo podremos amar mucho pero esas no son formas de tratar a una mujer.. como se atreve a decirle eso a ____ como si la chica no tuviera sentimientos y bueno?? si le ama el tambien porque creo que el tambien le ama... porque chingados no lo dice ¬¬ pero aun asi lo amamos xD =Q_____ hahahha que estes bien chica chauu aah y pasate por mi tercera fick hahaha se que estoy loca.. se llama inocentes del destino.. aver si te pasas por ella tambien.. esta en el blogger de WORLD BEHIND MY WAL JEJEJE sale chau y que estes bien esta buenisisima la fick

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  2. Me desesperoo Tom ya aclara tus sentimientos y dile lo q sientes por (tn)..
    Ya kiero saber sii si keda o se va..
    Siguelaa . Me encanta mucho la fic.. XDD..
    Subee prontoo edta hermosa .. Bye

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  3. O_O jaja esta super padre la fic espero que si se queden juntos pero es que Tom es un terco ya deberia aceptar que la ama para que se resiste tanto, amo la fic jaja como ya te habia dicho soy adicta :D la amo xD

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