domingo, 6 de mayo de 2012

CAPITULO 1<
Dry Gulch, Montana. 1880
Tom Kaulitz se encontraba reparando el cercado. En su rostro se reflejaba la frustración que sentía y sus brillantes pupilas verdes llameaban de furia. Dio un martillazo más, con el que casi hizo pedazos la madera, y colocó otro clavo. 
—¿Qué te ha hecho esa cerca? Si no supiera que intentas arre­glarla, pensaría que estás tratando de destrozarla. 
Tom detuvo sus bruscos movimientos y lanzó una airada mi­rada a su hermano por encima del hombro. —Será mejor que hoy no me busques las cosquillas, Bill —le dijo bruscamente—. No estoy de humor para bromas.
 Se volvió de nuevo hacia la cerca, pero Bill no estaba dis­puesto a dejar pasar el tema. Algo atormentaba a su hermano y él quería saber de qué se trataba. 
—Ayer llegaste muy tarde, Tom. Me comentaste que ibas a pasar por el rancho de Doolitde cuando volvieras del pueblo. ¿Qué pasó? ¿Michelle ha vuelto a atosigarte? —le preguntó con una sonrisa petulante. —No menciones a esa bruja —dijo Tom rechinando los dien­tes—. Si no fuera por su padre, ni siquiera me hubiera molestado en ir por allí. Ese pobre hombre está a punto de morir y el borra­cho de su hijo lo único que hace es llevar la propiedad a la ruina. No es que yo pueda hacer mucho para evitarlo, pero Doolittle y papá fueron buenos amigos y no me cuesta nada adecentar un poco todo aquello. Esa es la única razón por la que fui. 
Bill le brindó una descarada sonrisa de oreja a oreja. —Y yo pensando que era por la dulce Michelle.
—¡Maldita sea! Sabes de sobra que las mujeres no dan más que problemas. No se puede confiar en ninguna. Nuestra propia madre es el mejor ejemplo de lo traicioneras que son. ¿Recuerdas lo que papá nos decía siempre? Cuando necesitéis a una mujer, buscaos una furcia, no os decepcionará. Un sabio consejo. No existe ninguna de fiar.
—A mí no me tienes que convencer de nada —dijo Bill con desagrado—. No he olvidado lo que le hizo a papá. Jamás le per­donaré que nos abandonara. Lo único bueno de todo aquello fue que viniéramos al oeste y estableciéramos nuestro hogar en estas tierras después de echar a los indios. Cuéntame, ¿qué es lo que te ha irritado tanto? 
Tom arrojó el martillo al suelo y apoyó su alto y musculoso cuerpo contra la cerca. Los abultados músculos de sus brazos y su torso demostraban que estaba habituado al trabajo duro. El Bronceado y apuesto Tom Kaulitz, así como sus hermanos, Bill y Georg, eran bien conocidos en la diminuta localidad de Dry Gulch, Montana. Cada vez que los tres bajaban al pueblo, comen­zaban los problemas. Eran hombres rudos que jamás rehuían una pelea. Bebían mucho, jugaban fuerte y peleaban duro. Pero podían ser encantadores si así se lo proponían. 
A pesar de su salvaje comportamiento, los hermanos Kaulitz atraían a las mujeres como la miel a las moscas. Conscientes de su reputación y de la manera en que se metían en líos, los padres ad­vertían a sus inocentes hijas de que no se enamoraran de ellos, lo que les hacía todavía más peligrosos y atractivos para ellas, algo que, unido al desdén con que las trataban, les volvía irresistibles ante sus ojos.
 —El señor Doolittle no se encontraba bien anoche —dijo Tom—. Michelle ni siquiera me dejó subir a verle. Así que es­tuvimos solos, puesto que su hermano no apareció por allí. Al cabo de un rato se me echó encima y me propuso ir al dormitorio. Me aseguró que siempre se había sentido atraída por mí. Cuando la rechacé, se enfadó conmigo.
Bill contuvo la risa. —¿La rechazaste? Imagino que prefieres pagar en el pueblo que hacerlo con ella. —Pues sí, prefiero pagar a una **** honesta antes que acos­tarme con una mujer que sólo tiene en mente el matrimonio. —Pero, ¿qué ocurrió?
—Me dirigía a la puerta cuando Mike Doolittle entró en la cocina. Fue entonces cuando todo se descontroló, no sé qué le pasó a Michelle por la cabeza para hacer semejante cosa. Bill le lanzó a Tom una mirada exasperada. —Maldita sea, Tom, no me tengas en ascuas. ¿Qué demonios sucedió? —Michelle se echó a llorar de repente y se lanzó a los brazos de su hermano. Le contó entre sollozos que la seduje en una de las visitas a su padre y que la dejé embarazada.
Bill miró a su hermano sorprendido. —¿Es cierto? Tom pareció a punto de partirle la cara a su hermano. —¡Por el amor de Dios, Bill! ¿Tú también? No, no he se­ducido a Michelle. No tengo interés en ella... ni en ninguna otra. —¿Qué dijo el hermano al respecto?
—La creyó, por supuesto. Me exigió que me casara con ella. ¿Acaso esa gente piensa que soy *beep*? Su rancho se está hun­diendo en la miseria y necesitan que Michelle se case con alguien que posea el dinero suficiente para sacarlo a flote. Han decidido que yo soy el hombre adecuado. Pero no me van a pescar. No pienso casarme con nadie. ¡Nunca!
Bill negó con la cabeza haciendo que el flequillo negro os­curo le cayera sobre los ojos. Se lo apartó de la cara. —Mike Doolittle es más atrevido de lo que creía. En lo que res­pecta a Michelle, siempre ha sido una bruja conspiradora. ¿Crees que está embarazada de verdad?
—Ni lo sé ni me importa. Eso es lo que le dije a Mike, pero no pareció entenderlo. Tuve que utilizar cierta dosis de... er... per­suasión para contenerlo. —Se frotó los nudillos despellejados, re­cordando lo ocurrido. La pelea había tenido lugar cuando intentó irse. Al final, había dejado a Mike tirado en el suelo y a Michelle deshecha en un mar de lágrimas. —Me imagino que no tienes pensado volver pronto por allí —dijo Bill—. Es una lástima, pero así son las cosas. Quizá po­dríamos decirle a Georg que a partir de ahora sea él quién se acerque a ayudar a Doolittle en las tareas del rancho. Nuestro hermano menor es el más tranquilo de los tres. Tom se pasó la mano por el espeso pelo oscuro con aire dis­traído. —No quiero que nadie de nuestra familia vuelva a pisar el ran­cho Doolittle. Soy el cabeza de familia y mi intención es que tú y Georg os mantengáis alejados de problemas.

2 comentarios:

  1. Esper le guste =) mañana subo otro =)

    ResponderEliminar
  2. Holaa yo recien leo la fic..!!
    Se lee interesante.. Me encanto el capitulo..
    Siguela pronto
    bye cuidate XD

    ResponderEliminar