miércoles, 3 de octubre de 2012

"CAPITULO 42"


La pesadilla de __________ parecía no tener fin. No estuvo despierta el tiempo suficiente como para darse cuenta de lo que ocurría. Du­rante las paradas, cuando los pasajeros se alejaban para aliviar sus necesidades, ___________ la acompañaba a lugares recónditos donde le permitía ocuparse de sus asuntos antes de dejarla inca­pacitada de nuevo.

La obligó a beber láudano una y otra vez. Demasiado atontada para protestar y demasiado débil para luchar contra él, _________se encontraba literalmente a su merced.

Durante uno de sus momentos más lúcidos, Rivas le ex­plicó la situación.

—Todos los pasajeros de la diligencia me compadecen. Me consideran un santo por ser tan solícito con una loca que masculla las cosas más extrañas y murmura acusaciones desconcertantes.

_________ no sabía si era verdad, pero no lograba combatir el efecto del medicamento. Al menos tenía la satisfacción y seguridad de que ___________ no le había puesto la mano encima. Puede que hubiera pasado la noche en la misma cama que él, pero nunca amanecía con la ropa desordenada y siempre era la misma con la que se había quedado dormida.

Aun bajo el efecto del láudano, ________ había intentado comuni­car su desesperada situación a sus compañeros de viaje, en especial durante las escasas ocasiones en las que había podido pensar y ha­blar con coherencia. Pero Rivas lanzaba a su alrededor una mirada compasiva y negaba con la cabeza, como diciendo que su esposa no estaba en su sano juicio.

Entonces, antes de que ella pudiera añadir nada más, le ponía el frasco de láudano en la boca y la volvía a sumir en una odiosa laguna mental.

 
Rolling Prairie era la última parada del camino. Todos los pasajeros salvo __________ y Rivas, se habían apeado con anterioridad. _______ salió lentamente de aquel estado confuso. Estaba tumbada sobre el asiento y, al intentar enfocar la vista, percibió a Rivas dor­mitando en el de enfrente. Se sentó mientras intentaba aclararse la mente. Entonces vio que él abría los ojos.

—Estamos llegando a casa —dijo él—. En cuanto estemos en el rancho, donde mis hombres puedan vigilarte, ya no te suminis­traré más láudano. A menos que me causes problemas, claro está.

—La gente se preguntará qué me pasa —dijo __________. Se notaba mareada y no veía con claridad.

—Cuando bajes de la diligencia estarás enferma, lo suficiente­mente mal como para dejarte recluida en casa. El viejo Doc Tucker corroborará mi diagnóstico con tal de que le siga facilitando whisky.

Sacó el frasco de láudano del bolsillo.

—¡No, por favor! No me des más. Acabará por hacer daño al bebé.

—¿Bebé? ¿Estás esperando un hijo de tu amante? —La dureza de su voz y la frialdad en sus ojos dotaba a sus palabras de gran vehemencia.

—Espero un hijo de mi marido —dijo _________, recobrando parte de su arrojo. De repente se dio cuenta de que no le había dicho a Tom que iba a ser padre. Aunque ésa había sido su intención, se habían dejado llevar por la pasión y después fue demasiado tarde.

—Eso lo cambia todo. No sé si llegarás a recuperarte de tu do­lencia —dijo Rivas, obligándola a tragarse aquel vil brebaje a pesar de todas las objeciones que opuso—. Aún no sé cuál será tu destino, pero matarte a ti no será más difícil de lo que fue matar a tu padre.

________ luchó contra la neblina que le invadía la mente, aferrán­dose a las últimas palabras de Rivas con desesperado frenesí. ¿Qué había dicho? ¿Que había matado a su padre? Un silencioso grito de furia resonó en su mente antes de que se hundiera en un cenagal de turbia oscuridad.




El mismo día en que ________ y Rivas llegaron a Rolling Prairie, Tom fue puesto en libertad.

—Lo lamento mucho, Kaulitz, pero cualquier sheriff hubiera sido igual de precavido que yo. Normalmente los desconocidos no dan más que problemas —se disculpó bruscamente el sheriff Wilkins cuando le devolvió el arma—. El alcalde de Dry Gulch ha confirmado su identidad, en respuesta a mi telegrama, y no le he encontrado en ningún cartel de «SE BUSCA».

—Se lo dije, pero no me creyó —le acusó Tom.

—Le pillamos en la cama con la esposa de otro hombre. Le su­giero que en el futuro dedique sus atenciones a mujeres solteras. ¡Por Dios! ¿Cómo se le ocurrió? Rivas estaba de luna de miel.

—__________ es mi esposa, no la de él. Acuérdese de lo que le digo, sheriff, este retraso tendrá consecuencias muy graves, sólo espero no llegar demasiado tarde.

—¿Demasiado tarde para qué? —preguntó Wilkins.

Tom no se molestó en responder y se dirigió hacia dónde había dejado su caballo. Calculó que tardaría tres días en llegar a Rolling Prairie. Para entonces haría siete que Rivas y ________ habían partido de Butte. Rezó para llegar a tiempo.

 
_______ abrió los ojos y los clavó en el techo. Por primera vez en muchos días podía enfocar la mirada y ver algo. Aunque fuera con dificultad, era capaz de dar cierta coherencia a sus pensamientos. Echó un rápido vistazo a los objetos que había en la habitación hasta detener la mirada en el tocador, donde reconoció el mango de plata del cepillo y el espejo de mano que su padre le había re­galado en su decimosexto cumpleaños.

Estaba en casa; en su cama.

Se apoyó en los codos, temblando por el esfuerzo y maldi­ciendo para sus adentros los efectos que el láudano tenía en su cuerpo. Llevaba puesta una camisola y sólo pensar en que Rivas, el asesino de su padre, le hubiera quitado la ropa hacía que se estremeciera de repulsión. Se obligó a sentarse en el borde del colchón, dolorosamente consciente de la apremiante necesidad de levantarse.

De repente se abrió la puerta y Rivas entró en la habita­ción sonriendo.

—Así que por fin te has despertado. Ya iba siendo hora.

—¿Dónde has dormido tú? —preguntó _________, mirándole con los ojos entrecerrados. No quería que se acercara a ella.

—Desde luego, no contigo —se burló él—. No pienso hacerlo mientras estés embarazada de otro hombre. He dormido en la ha­bitación de al lado.

El alivio de ________ fue profundo e inmediato.

—¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Quién me metió en la cama?

—Me temo que te di una dosis demasiado elevada de láudano un poco antes de llegar al pueblo, por lo que has estado dur­miendo casi dos días. Fui yo quien se encargó de acostarte y le dije a Tubbs que me avisara si te despertabas e intentabas escapar. Ahora me voy al banco. En el pueblo piensan que estás muy en­ferma y que pasará mucho tiempo antes de que te recuperes. Doc Tucker le ha dicho a todo el mundo que has debido de coger al­guna enfermedad durante nuestra luna de miel.

—¡Tú mataste a mi padre! —le acusó _________, recordando de re­pente las últimas palabras que había dicho en la diligencia.

—Así que llegaste a oírme —dijo Rivas—. Me pregun­taba si lo habrías hecho. —Se encogió de hombros—. Da igual, nadie te creerá.

—¿Tengo que estar recluida en esta habitación? —Tenía que encontrar la manera de escapar antes de que la volviera a dejar fuera de combate y sin posibilidad de avisar a Tom. Sospechaba que el banquero ya había enviado a sus hombres para interceptarle y matarle, así que tenía que actuar con rapidez.

—Seguro que tienes hambre. Puedes bajar a la cocina hasta que decida qué voy a hacer contigo, ya se asegurará Tubbs de que no hagas nada raro. Pídele que te traiga lo que quieras de la despensa, ahora está bien abastecida. No tengo intención de regresar esta noche, voy a cenar con un cliente de Lewistown, pues pienso abrir otro banco en ese pueblo, así que me quedaré a dormir en el pue­blo y traeré mañana el resto de mis pertenencias.

—No necesito que te preocupes por mí —dijo ________ con acri­tud.

—No lo hago —respondió de inmediato. Sus palabras tenían un doble sentido que no significaba nada bueno para __________.

—Tom te las hará pagar.

—En cuanto le encuentren mis hombres, tu amante dejará de existir. No llegará vivo al pueblo. Bueno, me voy ya; no se te ocurra intentar nada.

___________ sintió el impulso de arrojarle la jarra de agua a la cabeza, pero se contuvo. Tenía que mantenerse fría y serena si quería salvar a Tom.

Se levantó lentamente, conteniendo el mareo y las náuseas. Se ocupó de aliviar sus necesidades más apremiantes y se vistió. Cogió unos pantalones del armario, esperando que la ceñida prenda todavía le sirviera. Seguían quedándole como un guante salvo en la cintura, donde ya no podía abrocharlos. Ocultó aquella circunstancia dejándose por fuera la larga camisa de franela. Luego abrió la puerta del dormitorio y observó el pasillo.

Había un hombre en lo alto de las escaleras, apoyado contra la pared. Era un individuo grande con la nariz bulbosa y muy mala pinta.

—¿Adónde va, señora Rivas? Soy Tubbs, el jefe me ha dicho que no la pierda de vista.

—Ya conozco sus órdenes —indicó __________, intentando no mos­trar ninguna debilidad—. Voy a la cocina a prepararme algo de comer.

—La acompañaré para asegurarme de que no hace nada raro —dijo Tubbs. La siguió, clavando los ojos con admiración en la figura de la joven.

________ se encontró que en las alacenas de la cocina no había más que café, manteca de cerdo, azúcar, harina, condimentos diversos, una lata de carne en conserva y otra de melocotones. Después de preparar café, las abrió y comió con avidez. Durante el tiempo que había permanecido bajo los efectos del láudano no se había alimentado como debía y tenía que pensar en el bebé. Tubbs no dejó de mirarla mientras comía.

—¿Le gustaría tomar un café, señor Tubbs? —preguntó _________, fingiendo cordialidad.

—Sí, si no le importa. El que hace el cocinero es muy malo, ni siquiera sabe hervir agua sin quemarla. Espero que el jefe contrate pronto a alguien que sepa cocinar en condiciones.

Aquellas palabras hicieron que se le ocurriera un plan; sería pe­ligroso, pero podría funcionar si las circunstancias eran propicias.

—A mí se me da bien cocinar, señor Tubbs. Estoy acostum­brada a hacerlo para los hombres del rancho. Si me trae un poco de carne fresca de la despensa, sus hombres y usted disfrutarán esta noche de unos manjares que no olvidarán.

Tubbs se mostró receloso al instante.

—¿Por qué iba a hacer eso?

—No me gusta holgazanear. Hago unos panecillos que se de­rriten en la boca. Y también pasteles; sólo necesito manzanas, ha­rina y azúcar. Además puedo hacer un estofado de carne para chuparse los dedos si me facilita lo necesario —dijo con repentina inspiración—. En el sótano hay patatas, nabos, zanahorias y ce­bollas. Yo misma las guardé antes de irme. ¿Qué le parece?

A Tubbs se le hizo la boca agua. Las viandas que había descrito _______ parecían demasiado buenas para ser verdad, pero no sabía si el jefe lo aprobaría.

—Pues no sé. El jefe dijo que...

—¿Acaso ordenó que estuviera recluida en mi habitación?

Tubbs se rascó la cabeza.

—No...

—Entonces, ¿cuál es el problema? Los hombres y usted podrán disfrutar de una comida decente, para variar. Encárguese de traerme la carne y yo me ocuparé del resto.

—Hay un venado fresco en la despensa —dijo, después de pen­sárselo un rato—. Uno de los hombres lo cazó ayer, estaba arrui­nando los pastos.

—Entonces, decidido —declaró ________—. Vaya por la carne y yo me ocuparé del resto. ¿Para cuántos hombres debo de coci­nar?

—Siete contándome a mí. No intente nada mientras voy a bus­car lo necesario —le advirtió Tubbs—. El jefe me ha dicho que es usted muy lista y podría crear problemas.

—¿Le parezco capaz de dar problemas? —dijo _________, pesta­ñeando.

—Estaré de vuelta en un momento —añadió Tubbs, lanzán­dole una mirada desconfiada. Vaciló un segundo y luego se dirigió a la puerta.

En el momento en que salió, _______ corrió al piso de arriba. Tenía que actuar con rapidez, antes de que Tubbs regresara y sos­pechara algo. El éxito de sus planes dependería de su habilidad para encontrar el único ingrediente imprescindible para poder pre­parar una comida realmente inolvidable.


CHICAS.... un nuevo capi.. y perdon por no haber subido ayer.. pero es que no fui a trabajar.. y no tuve tiempo ya que tuve que cuidar a mi mamá porque le dio una baja de azucar... asi que estuve todo el dia en mi casa con ella.. atendiendola =D.... sorry por dejarlas sin capi... Pero espero que este les guste... igual que tenia ganas de subirles uno en la tarde.. pero tampoco voy a poder, ya que tengo que ir a una reunion con mis jefes ¬¬ toda la tarde.. asi que lo siento.. pero creo que van a tener otro capi mañana... espero me entiendan ^^....

y Virgi... gracias por comentar... y que bueno que le hayas comentado a tu mamá sobre el One Shot... y espero le hayas comentado... que emocion =D.. de verdad gracias por siempre comentar... y a todas la que dejan sus comentarios.. muchas gracias...  a la Sofi... a la Jennifer... a la  Ale... y Virgi.. de verdad gracias....me motivan a seguir con la ficc =)..

Cuidence...

Las Quiero
BYE =D

3 comentarios:

  1. Hayyy esta muy emocionantee cada capitulooo.. Como nos haces sufrir ya kiero q Rivas pague de una vez... Amo tu fic XDD ya nos recompensaras hahahaha . Esq me emociono cuando veo q actualizas
    No te preocupes primero es la salud de tu mamii.. Cuidala mucho..
    Bye cuidate ;-)

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  2. de nada chavala!! hehehhe y si dijo que le gusto mucho como va la fick, sale cuidate y espero capi mañana eh?? bye xD

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  3. jaja esta bien interesante ya quiero saber que es lo que trama ayy ya quiero que llegue tom!! amo la fic no me canso de decirlo sube pronto

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