martes, 12 de junio de 2012

CAPITULO 9
_______ estaba esperando a Tom en la cocina cuando éste bajó a desayunar a la mañana siguiente. El saludo de la joven no fue nada entusiasta, pero él hizo como que no se daba cuenta, imaginando que ella seguía irritada tras el encontronazo de la noche anterior.
—Manuel está ensillando los caballos —dijo ella—. Iremos al pueblo en cuanto desayunes. He hecho una lista de los suministros que necesitamos. El señor Schultz, el propietario del almacén, aún nos da crédito. ¿Has escrito ya la carta? —La escribí anoche después de abandonar tu habitación. —Le brindó una mirada insinuante—. Por alguna razón, no podía dormir. —Había pasado la mitad de la noche antes de que el deseo por ella le permitiera conciliar el sueño.
A _______ le dio un vuelco el corazón. Tom no era el único que no había podido dormir la noche anterior. El ardor que sus manos había provocado en su piel la había mantenido en vela. Se había pasado la noche dando vueltas en la cama mientras intentaba olvidar todo lo que encontraba atractivo y excitante en Tom, sin embargo había recordado hasta el último detalle. Cuando el sueño finalmente la reclamó, soñó que estaba entre sus brazos, experimentando todas esas sensaciones que le había prometido, aunque sólo podía imaginar la mayoría de ellas. _______ puso un plato con jamón y huevos ante él, agradeciendo que no pudiera leerle los pensamientos.
—Esperaré fuera. Sal cuando acabes.
—¿Tú ya has desayunado?
—He tomado algo con Manuel.
Él le lanzó una mirada especulativa.
—No pensarás ir al pueblo con esa ropa, ¿verdad? —A Tom le gustaba verla con aquellos pantalones ceñidos, pero no quería que otros hombres admiraran aquel curvilíneo trasero—. Ahora eres mi esposa y debes vestirte de manera adecuada.
—¿Perdón? —La voz de ______ temblaba de cólera—. Me ves¬tiré cómo me dé la gana, tú no eres quién para darme órdenes. Tom arqueó las cejas.
—¿Soy o no soy tu marido?
—Lo eres —admitió ella a regañadientes.
—Entonces te sugiero que me hagas caso. No quiero presenciar cómo otros hombres te comen con la mirada. Me perteneces y ningún otro tiene derecho a admirar lo que es mío.
______ casi soltó una carcajada. Si no supiera que no era posible, pensaría que Tom estaba celoso. Menuda tontería.
—¿A que nunca te has puesto faldas para montar a caballo?
—¿No tienes traje de montar?
—Es mucho más cómodo cabalgar con pantalones.
—¿Vas a cambiarte de ropa tú sola o prefieres que te ayude yo?
________ puso los brazos en jarras y le lanzó una mirada colérica.
—De acuerdo, que sea a tu manera.
Pasó con rapidez junto a él y subió las escaleras contoneando el trasero provocativamente, sin oír el gemido de frustración de Tom.
Cuando él terminó de desayunar, ________ había regresado ya a la cocina con una falda de montar y una impoluta blusa blanca.
—¿Mejor así, maridito? Tom contuvo una sonrisa.
—Mucho mejor, mi querida esposa. —Se levantó y le ofreció el brazo—. ¿Nos vamos? El viaje al pueblo fue corto y sin incidentes. Al cabo de treinta minutos recorrían una polvorienta calle de Rolling Prairie, donde había perros dormitando y niños jugando en los charcos de lodo.
—Nos encontraremos después para almorzar. ¿Existe aquí algún lugar donde comer algo decente? —preguntó Tom antes de que se separaran tomando distintas direcciones. —En el hotel Montana ofrecen buenas comidas.
—Entonces, nos veremos allí al mediodía. Tengo que arreglar otras cuestiones además de enviar la carta.
—Intenta no meterte en líos —le advirtió ________. —No prometo nada —respondió él con una amplia sonrisa—. Háblale al señor Schultz sobre tu nuevo marido. Los rumores se esparcen con rapidez si se le cuentan a la persona adecuada. Es probable que yo vaya a hacerle una visita a Rivas.
Lo primero que hizo Tom fue enviar la carta para sus herma¬nos. En ella le pedía a Bill que le enviara un aval bancario al apartado de correos de Rolling Prairie, Montana, lo antes posible. También les explicaba lo que le había sucedido hasta ese momento y donde se alojaba. No mencionó que se había casado.
Abandonó la oficina de correos y paseó por la calle, presen¬tándose a todos los comerciantes que encontraba. Cuando llegó al único saloon del pueblo, atravesó la puerta de vaivén y se acercó a la barra, donde pidió una cerveza. Aunque todavía era temprano, había varios hombres conversando alrededor de una mesa.
—¿Es usted nuevo en la ciudad, señor? —preguntó el hombre que atendía el local cuando le sirvió la cerveza.
—Podría decirse que sí. Me he casado con la propietaria del Circle F. El hombre se quedó boquiabierto.
—¿Se ha casado con la señorita _________? Corría el rumor de que iba a casarse con el señor Rivas.
—No se puede creer todo lo que se oye —dijo Tom—. El reverendo Tolly nos casó hace una semana. Ahora estoy buscando vaqueros competentes para el rancho. ¿Conoce a alguien que esté dispuesto a trabajar a cambio de un buen salario?
—Preguntaré por ahí —dijo el individuo tendiéndole la mano—. Me llamo Morris Kent, pero todo el mundo me conoce por Dude porque soy del Este. ¿De dónde es usted?
Pierce le estrechó la mano.
—Tom kaulitz. Soy de Wyoming. Otro hombre se acercó a la barra y se colocó a su lado.
—¿Es cierto lo que acabo de oír? ¿Se ha casado con la señorita _______? ¿Está usted a cargo del Circle F?
—Ha oído bien. Soy Tom Kaulitz, el marido de _______ Fuller.
—Me llamo Bud Prichard. Fui capataz en el Circle F antes de que muriera Robert Fuller.
—Entonces es usted uno de los hombres que dejó tirada a mi mujer cuando más ayuda necesitaba. —Había cierta acusación en su tono.
Prichard se movió con inquietud. —No puedo permitirme el lujo de trabajar sin cobrar, señor Kaulitz. Todos los vaqueros nos fuimos cuando el banquero, el señor Rivas, esparció el rumor de que el Circle F se encon¬traba en serias dificultades financieras y estaba al borde de la quiebra. Aunque me quedé todo el tiempo que pude, al final me vi forzado a buscar trabajo en otro sitio.
Tom estudió la cara de Prichard y le gustó lo que vio. El hombre le sostuvo la mirada con una inquebrantable honradez. No era joven, pero tampoco era demasiado viejo. Fuerte y enjuto, parecía tan sólido como una roca, alguien muy capaz de desempeñar el trabajo que afirmaba haber realizado.
—¿Dónde trabaja ahora?
—Desafortunadamente, mi nuevo trabajo no resultó bien. Estoy buscando empleo.
—Contratado —dijo Tom—. ¿Podría encontrar media docena de hombres de confianza dispuestos a trabajar en el Circle F? Ofrezco buenos salarios, pero habrá que ganárselos. Hay mucho ganado suelto por las colinas que deberá ser agrupado. Necesitamos reunir trescientas cabezas para cumplir el contrato con el ejército. Si está dispuesto a ello, podría ocupar el puesto de ca¬pataz.
—¿Sigue Manuel todavía en el Circle F? —quiso saber Prichard.
—Sí, ahí sigue
. —Es un buen hombre. Es ya un poco mayor, pero siempre ha sido un buen compañero. Veré lo que puedo hacer, señor Kaulitz. ¿Cuándo empezaríamos?
—En cuanto sea posible. Cuando haya reunido a varios hom¬bres, llévelos al rancho y yo decidiré si son los hombres adecuados para el trabajo.
—De acuerdo, señor Kaulitz.
Arreglado aquel asunto, se dirigió al hotel para encontrarse con ______. Aminoró el paso cuando se acercó al banco. Esbozó una sonrisa taimada mientras abría la puerta y entraba. Había varias personas atendiendo sus asuntos y él aguardó su turno ante el cajero.
—¿En qué puedo ayudarle, señor? —le preguntó el dependiente cuando llegó a la ventanilla. —Estaba pensando en depositar una buena suma de dólares y quería saber si mi dinero va a estar seguro aquí.
—Éste es el banco más seguro de Montana —se jactó el dependiente—. Todas nuestras cuentas son estrictamente confiden¬ciales y jamás hemos sufrido ningún robo. Si no quiere nada más, señor... —Kaulitz. Tom Kaulitz. Me he casado con _________ Fuller del Circle F.
El dependiente agrandó los ojos. Aquélla sí que era realmente una noticia. —¿Piensa hacerse cargo del Circle F?
—En efecto. Invertiré parte de mi dinero en el rancho de mi mujer, ha tenido una mala racha. —Eso he oído —dijo el dependiente, bajando la mirada. —Las cosas van a cambiar de ahora en adelante, ya he tomado medidas para contratar vaqueros competentes.
—Discúlpeme un momento, señor Kaulitz, tengo que ir a buscar los impresos que deberá rellenar para que su nombre aparezca en la cuenta del Circle F. El dependiente desapareció, y al cabo de unos minutos regresó con Mario Rivas. La cara de banquero estaba roja de furia.
—Entre en mi despacho, Kaulitz. Me gustaría hablar en privado con usted. —Por supuesto, pero no dispongo de mucho tiempo, mi mujer me está esperando en el hotel. Tom se dirigió al despacho de Rivas como si no tuviera una preocupación en el mundo. El banquero cerró la puerta de golpe, demostrando claramente la cólera que le poseía. —Me he enterado de que está buscando trabajadores para el Circle F. —Rivas miró a Tom con aversión—. Ya sabe que las letras de la hipoteca del rancho deberán ser pagadas al final de cada mes. ¿Qué es esa tontería de que quiere hacer un depósito en mi banco? Me parece un aprovechado, Kaulitz. Si se ha casado con _______ con intención de vivir de las rentas, vaya olvidándose de ello, no tiene dinero. El rancho pronto será mío y usted no podrá evitarlo de ninguna manera.
Tom contuvo su temperamento de forma admirable. —Quiero que deje de acosar a mi mujer. —________ debió casarse conmigo. Tanto ella como el Circle F de¬berían ser míos. Los quiero desde que puedo recordar, pero Robert Fuller no me consideró un buen marido para ________ a pesar de que no había hombre más adecuado que yo en todo el pueblo; claro, él quería que su princesita se casara por amor. —Le lanzó a Tom una mirada taimada—. ¿Ama usted a _______, Kaulitz? ¿O se ha casado con ella sólo por el interés? Tom prefirió no responder.
—Tendrá que vivir con esa duda, Rivas. Pero ya que estoy aquí, me gustaría echar una mirada a la hipoteca que dice poseer sobre el Circle F.
—Muy bien, ya que insiste. —Abrió un archivador y cogió un documento de una carpeta. Lo leyó antes de pasárselo a Tom. Éste vio una firma al pie, pero no tenía manera de saber si pertenecía o no a Robert Fuller.
—Debe creerme cuando le digo que este documento es auténtico —declaró Rivas cuando él le devolvió el papel—. Puede observar por usted mismo que todo está en regla y es legal. —¿Y si le pago la hipoteca antes de que la ejecute? Rivas contuvo la risa.
—No parece que tenga ahorrados ni dos centavos, así que pen¬sar que posee siete mil dólares es casi un chiste.
Tom soltó un silbido; siete mil dólares era mucho dinero, pero el rancho valía tres o cuatro veces más. Las tierras eran de primera categoría y poseía agua y praderas fértiles que se extendían hasta donde alcanzaba la vista. El padre de _______ había elegido el lugar donde asentar su rancho con visión de futuro y mucha inteligencia.
—_______ afirma que su padre no hipotecó las tierras y yo la creo. —Sólo es una mujer, qué va a saber. Su padre prefirió no decirle nada. Hace unos años, un invierno muy crudo acabó con casi todo su ganado. Luego hubo un incendio que afectó a todos los edificios menos a la casa principal. Al año siguiente se le secó el trigo. Se vio obligado a hipotecar las tierras para pagar las nuevas reses y arreglar los desperfectos.
Todos aquellos argumentos parecían razonables, pensó Tom. ¿Podría estar equivocada ______ respecto a la hipoteca? A él no le caía bien Rivas y no creía nada que saliera de su boca, pero todo lo que había dicho tenía sentido. Por otra parte, si el banquero decía la verdad, ¿por qué no le había hablado Robert Fuller a _______ sobre la hipoteca? Su esposa juraba que la hipoteca era falsa. Tenía que encontrar la manera de obtener esos documentos para que ella comprobara la firma.
Por supuesto él podía saldar la hipoteca, pero significaría des¬prenderse de parte de los activos de su familia, dinero que pertenecía a los tres hermanos. Y eso no podía hacerlo. —¿Qué? ¿Se ha convencido ya de que todo es legal? —preguntó Rivas —. No tiene sentido que contrate a hombres a los que no va a poder pagar. Además, los despediré en cuanto el rancho sea mío.
—Tendremos que esperar y ver qué pasa, ¿no es cierto, Rivas? Que tenga un buen día, ya he hecho esperar demasiado a mi mujer.
—¡Su mujer! —escupió Rivas—. ¿Cuánto tiempo se quedará con ella cuando ya no posea esas tierras?
Aquello casi había dado en el blanco. Tom se iría algún día, aunque no por esas razones. —Puedo leer en su cara que ya está pensando en marcharse. No creo que sea un buen marido para ella. Además, su matrimonio no me impedirá obtener lo que quiero. Los hombres como usted nunca sientan cabeza y seré yo quien recoja los pedazos después de que se vaya. De una manera u otra, _______ será mía. Me da igual que acabe siendo mi esposa o mi amante. Necesitará un hombre que la proteja cuando usted se haya ido.
Tom se tensó. No le había gustado cómo sonaba eso. Pensar en que ese individuo podría poner sus zarpas sobre _______ le hacía rechinar los dientes
. —No puedo impedirle soñar, Rivas, pero sí que haga daño a ________. —Su expresión era ahora dura y cruel, e hizo que el otro hombre retrocediera—. Tengo que marcharme, aún tengo que resolver otro asunto antes de reunirme con _______.
El banquero le observó salir de su despacho mientras pensaba que había más en aquel hombre de lo que parecía a simple vista.
CHICASSSS ESPERO QUE LES GUSTE EL CAPI... Y FALTA POQUITO PARA QUE SE VAYA PONIENDO HOT.. ^^ MUY POQUIIITO...... ESPERO QUE COMENTEN.... Y YA CREO QUE EL FIN DE SEMANA LES SUBO OTRO CAPI SI TENO TIEMPO.... Y ALE... POR FISSS SUBE CAPI EN TUS NOVES QUE YA ME ESTOY VOLVIENDO LOCAAA XD CUIDENCE CHICASSS LAS QUIERO.. BYE =)

11 comentarios:

  1. me gusto mucho el capi ahora rivas tendra a cuidarce sube pronto plis :)

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  2. Esta hermosa la fic.. Sii sube ni bien puedas..
    Pero no la vayas a abandonar..me encanta..ya se viene lo hot..
    Bye

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  3. esta genial el cap...aaaaa odio a ese rivas es un pervertido ash.. ya quiero que se venga lo hot aaa que pervertida que soy *.* hahah sube otro xfa me fascina la fic :)
    cuidate mucho :)

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  4. subeeee xfa me muero x leer otro cap sube siiii :)

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  5. subeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee no me dejes asi kiero cap no tardes en subir

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  6. xfaaaaa sube casi un mes y tu no subes no seas asii y subeeeeeeeee siiiiiiiiii

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  7. ya se que ya la rayo con lo mismo pero por favor sube cap quiero leer mas de esta fic que me fascino no seas milita y sube xfaa siiiiiiii

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  8. Siii subeee.. No la vayas a dejar.. Me encanta esta fic.. Subee pronto..
    O al menos dinos si seguiras tap?? Da señales de vida.. Subeeee ;)

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